El tribunal de las almas

El bien siempre tiene un precio, Marcus. El mal es gratis.

Hay un lugar en el cual el mundo de la luz se encuentra con el de las tinieblas -repitió de memoria-. Es allí donde todo sucede: en la tierra de las sombras, donde todo está enrarecido y resulta confuso, incierto. Nosotros somos los guardianes que defienden esa frontera. Pero de vez en cuando algo consigue cruzar. Y yo tengo que devolverlo a la oscuridad.

Hay algo peor que la indiferencia por el dolor de los demás: la banalidad con la que tratamos de mitigarlo.

A veces hace falta oscuridad para ver mejor las cosas.

El silencio puede ser hostil. Si no aprendes a mantenerlo alejado, se cuela en las grietas de la relación, llena las grietas y las ensancha. Con el tiempo crea una distancia y no lo notas.

Sin embargo, sabía cosas que hubiera preferido no saber. Cosas sobre los hombres y el mal que hacen. Cosas tan terribles como para hacer vacilar la confianza de cualquiera y contaminar el corazón de cualquiera para siempre. Miró a las personas que lo rodeaban, personas que vivían sin esa carga de conocimiento, y los envidió.

Hay un lugar en el cual el mundo de la luz se encuentra con el de las tinieblas. Es allí donde todo sucede: en la tierra de las sombras, donde todo está enrarecido y resulta confuso, incierto. Nosotros somos los guardianes que defienden esa frontera. Pero de vez en cuando algo consigue cruzar. Y yo tengo que devolverlo a la oscuridad.

Había un lugar en él donde ciertas cosas existían pero permanecían ocultas.