La torre negra de Ars es una novela gráfica autoconclusiva que se lee muy rápidamente. La historia tiene como protagonista a Drov, un chico que de pronto debe encargarse de proteger un huevo cuando la ciudad en la que vive se ve atacada por una ciudad enemiga. Lo más curioso del mundo creado por Carlos Díaz es que las ciudades se encuentran sobre animales. La de Drov está sobre el caparazón de una tortuga gigante y la enemiga, sobre una rata igualmente grande. La principal diferencia entre las dos es que, mientras que la tortuga vive feliz y en libertad, la rata se ha visto esclavizada por sus habitantes, que se comportan como piratas. El concepto de ciudad-animal es un elemento muy original del que me hubiera gustado saber mucho más. ¿Cómo nacen esos animales? ¿Cómo pueden comunicarse los habitantes entre ciudades si la ciudad no está siempre en el mismo lugar? ¿Qué pasa cuando muere el animal? Sin embargo, se menciona muy poco al respecto, lo que me hizo pensar si se trataba de un segundo tomo de un mundo ya explorado con anterioridad, pero, por lo que he visto, no hay nada más acerca de este mundo. Como ya he mencionado, esta novela gráfica se lee con mucha rapidez. La razón es que las viñetas son enormes y hay bastantes que no contienen ningún bocadillo. Aunque en general me gustó la historia (y la batalla entre ciudades), se acabó muy pronto. El tamaño de las viñetas hace que las 68 páginas parezan menos de la mitad. Además, me dio la impresión de que la parte más introductoria de la historia fue casi la mitad del tomo. Se podría haber explorado mucho más el mundo, la misteriosa torre negra a la que debe dirigirse Drov y el conflicto de la esclavitud de ciudades-animal si la historia se hubiera narrado a lo largo de un par de tomos más. Acostumbrada a leer cómics mucho más complejos y también más largos, lo he notado mucho y he echado en falta un argumento más extenso. En lo que respecta al estilo de las viñetas, me ha gustado mucho. No son excesivamente complicadas ni detalladas, pero se trata de un estilo que funciona muy bien en esta historia, puesto que los personajes se encuentran en un mundo que, sin contar a las ciudades-animal, parece bastante vacío o, por lo menos, la zona por la que viajan a lo largo de la historia no tiene gran cosa. Por último, por si alguien se lo pregunta, no me quedó del todo claro si se trataba de una novela gráfica infantil o juvenil. Yo me inclino más hacia lo primero, debido al ritmo tan rápido que tiene la historia, aunque hay viñetas que muestran muertes y el sufrimiento de los animales esclavizados, lo que podría inclinar un poco la balanza hacia juvenil. + Leer más |