Durante varias décadas, la gente honrada de aquí no ha hecho más que repetir que la mafia no era asunto de su incumbencia, que era cosa de ellos. Pero yo a mis alumnos les enseñaba que el «no vi nada, no sé nada» era el peor de los pecados mortales.
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Durante varias décadas, la gente honrada de aquí no ha hecho más que repetir que la mafia no era asunto de su incumbencia, que era cosa de ellos. Pero yo a mis alumnos les enseñaba que el «no vi nada, no sé nada» era el peor de los pecados mortales.
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En las películas americanas, bastaba con que la policía diera el número de la matrícula para que, en menos de dos minutos, le facilitaran el nombre del propietario, los hijos que tenía, el color de su cabello y el nº exacto de pelos que le crecían en el trasero. Pero en Italia...
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Era la amistad siciliana, la auténtica, la que se basa en lo tácito, en lo que se intuye: a un amigo no hace falta pedirle nada, es el otro el que automáticamente comprende y actúa en consecuencia.
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Montalbano tardó media hora larga en comerse los salmonetes, en parte porque quería saborearlos tal como se merecían…
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Cinco coches que había en el garaje se han achicharrado. Después le han pegado un tiro a uno que se llama Filippo Quarantino, pero han errado y han dado, en su lugar, en la ventana de la señora Saveria Pizzuto, que se ha pegado tal susto que la han tenido que llevar al hospital. Después ha habido otro incendio, seguramente provocado, un incendio con fuego. En resumen, comisario, tonterías, bromas, cosas sin importancia.
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La burocracia italiana, habitualmente muy lenta, actúa como un rayo cuando se trata de joder al ciudadano.
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10 negritos