Llevaba tiempo con ganas de hincarle el diente a este ya clásico del universo superheroico y no me ha decepcionado, aunque creo que hay cosas que no hubiesen sido necesarias y que mantienen al lector algo despistado durante buena parte de la lectura. Para empezar, es un cómic de Superman, con Superman, pero sin Superman. ¿Que cómo es posible? Pues sí, suena raro. Y es porque el protagonista se llama Clark Kent, pero por una gracieta de sus padres, apellidados Kent, algo que no ha hecho sino estigmatizar al protagonista en su infancia y adolescencia. Así que partimos de un Clark Kent que no es Superman, pero... de forma inexplicable un día descubre que ha desarrollado poderes, y mira qué casualidad, estos son prácticamente los mismos que se le atribuyen a Superman, así que el falso Superman se viste de Superman y empieza a hacer de Superman en un mundo normal como el nuestro (en el que Superman no existe más que en la ficción). ¿Se entiende ahora? Esto es lo que en cómics se conoce como elseworlds, y sinceramente para mí sobraba, porque es meter con calzador algo innecesario en un cómic que, por sí mismo, es maravilloso en cuanto a intimismo, personalidad, narrativa y dibujo. A lo largo de toda la novela, configurada en cuatro episodios, se realiza un recorrido por la vida de este superhéroe que intenta conjugar su responsabilidad para con los demás con el miedo a ser descubierto y exponer a su familia. Como ya he dicho, una joya para leer y releer, una de las mejores historias de Superman (o no Superman) a las que se le puede hincar el diente, pero personalmente creo que hubiese mejorado mucho sin la extrema casualidad de que el protagonista se llame Clark Kent. + Leer más |