20 poemas

La poesía de Bukowski,al igual que su prosa,es una involución de la realidad en su forma más cruda.Esta breve selección es un buen ejemplo.El mundo gira sobre un eje podrido.Solo caben simulacros de sentido.Vivimos abocados a una soledad apenas salteada de encuentros tangenciales.Un existencialismo radicalmente nihilista es el trasfondo de una poesía destinada a los trazos de una cartografía de la derrota.

Bukowski se mueve bien en ese terreno.Con versos acerados,de una sencillez casi primitiva,da rienda suelta a una autobiografía tortuosa para aferrarse como una lapa a las sombras de la vida.Es verdad que abundan las digresiones desasogantes y desesperadas.Pero también piezas mas precisas y maduras en las que predomina un acomodo desencantado y bien descrito en la cotidianidad.

De especial interés resulta el primer poema,el más extenso de la selección,en el que Bukowski narra sus años de iniciación vital y lecturas desaforadas en la biblioteca pública de Los Angeles.Fue allí donde logró esquivar su destino y forjarse como escritor.Sus melancólicos recuerdos,tras el incendio de la biblioteca,son toda una declaración de principios en la que esboza sus gustos literarios y asume,al menos implícitamente,el papel esencial de las políticas de bienestar.

Pero Bukowski no es un reformador social.Transeúnte de los márgenes,desafecto a toda esperanza,se agarra a lo ficticio de toda creación humana para aterrizar en un individualismo escéptico que se limita a sobrevivir en medio de la podredumbre.

Somos átomos sin esperanza.Como moscas dentro de una botella ciega nos afanamos vanamente en la búsqueda de una salida inexistente.Solo cabe el acomodo--siempre parcial e inestable--en los círculos de la vida.El resto es ficción interesada.

Bukowski se obstina en los rastros de la miseria e impostura humanas.Apenas deja sitio para la felicidad.Se aleja así del positivismo del éxito,de tanto predicamento en el mundo anglosajón.Pero tambien de las complejidades contextuales de la vida,que le confieren densidad histórica y social.

Incapaz de ver en el esfuerzo compartido con los otros un horizonte--el único posible--para conformar una realidad más amable,a Bukowski solo le queda la rabia,el dolor concentrado y la honestidad de quien conoce en sus propias carnes todo aquello de lo que habla.El resultado es una poesia creible,intensa y sórdida que,como un espejo cruel,nos devuelve una y otra vez una realidad cierta,parcial como cualquier otra,que engulle como un torbellino abismal todas nuestras zonas de confort.