En lugar de su antiguo fulgor, sus ojos poseían ahora una melancólica dulzura. No parecía que mirase lo que la rodeaba, sino que contemplase cosas muy lejanas, algo que no fuera ya de este mundo.
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En lugar de su antiguo fulgor, sus ojos poseían ahora una melancólica dulzura. No parecía que mirase lo que la rodeaba, sino que contemplase cosas muy lejanas, algo que no fuera ya de este mundo.
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Si él la amase con toda la fuerza de su alma mezquina, no la amaría en ochenta años tanto como yo en un día.
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Antes se podría meter el mar en un cubo que el amor de ella pudiera reducirse a él. Le quiere poco más que a su perro o a su caballo. No le amará nunca como a mí. ¿Cómo va a amar en él lo que no existe?
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Todo recuerdo de un difunto es precioso, si se le sigue estimando como cuando estaba vivo.
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Ya que has derruido mi palacio, no te empeñes en erigir en sus ruinas una choza y hacerme habitar en ella por caridad.
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Le tengo constantemente en mi pensamiento, aunque no siempre como una cosa agradable. Tampoco yo me agrado siempre a mí misma. No hables más de separarnos, porque es imposible…
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Mi amor a Linton es como las hojas de los árboles, y bien sé que cambiará con el tiempo; pero mi cariño a Heathcliff es como son las rocas de debajo de la tierra, que permanecen eternamente iguales sin cambiar jamás. Es un afecto del que no puedo prescindir.
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El pensar en él llena toda mi vida. Si el mundo desapareciera y él se salvara, yo seguiría viviendo; pero si desapareciera él y lo demás continuara igual, yo no podría vivir.
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(…) pero él nunca llegará a saber cuánto le quiero, y no porque sea guapo, sino porque hay más de mí en él que en mí misma.
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No sé de qué estarán hechas nuestras almas; pero, sean de lo que sea, la suya es igual a la mía (...)
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises