Diez días en la casa de los locos

La salud mental es un tema relevante a día de hoy, con sus avances y sus tabúes. Es por eso que quizá nos suenan lejanos y hasta imposibles aquellos tiempos en los que se cometían atrocidades contra las y los pacientes de salud mental (y con aquella persona que un juez aleatorio dictaminase que necesitaba ser internada porque... ¿sí? Me explico un poco más abajo).

Y con todo ello tenemos a una joven de 23 años con una determinación: infiltrarse en el manicomio de la isla de Blackwell y hablar de lo que allí se vivía. No solo lo consiguió, sino que pudo hacer que se mejorasen las condiciones.

Nellie Bly era joven, inteligente y valiente. Conocía sus privilegios (hasta cierto punto para la época) y hacía uso de ellos. Por ello, en 1887 escribió un reportaje crudísimo que parece ficción con los ojos actuales. «Diez días en la casa de los locos» debió ser un gran shock cuando se publicó y su importancia es innegable. Me ha parecido un documento histórico relevante, desgarrador e indignante. Las partes en las que describe esos malos tratos son muy angustiosas, y más la incertidumbre de no saber qué pasó con aquellas mujeres. Muchas tenían problemas de salud mental, pero otras habían sido simplemente arrojadas a ese agujero negro por no tener recursos o ser inmigrantes. Nadie las quería «molestando». Rabia pura.

Este es un ingrediente más para hacerse a la idea del recorrido que ha hecho la salud mental históricamente. Y para que de paso que no se nos olvide que esto existió, encontrar puntos en común con nuestra actualidad y seguir avanzando. No olvidar nunca, por aquellas que no sobrevivieron.

“La casa de locos de la isla de Blackwell es una ratonera humana. Es fácil entrar, pero una vez allí es imposible salir”
 
En 1887, con veintitrés años, Nellie Bly acepta la propuesta de uno de los editores de The World de internarse durante diez días en uno de los manicomios (mad house en el original) de la ciudad de Nueva York para narrar como era el trato que recibían los pacientes.
 
Este breve texto recopila las experiencias de la autora, desde el momento en el que recibe el encargo hasta la investigación oficial y repercusiones que su testimonio generó, pasando, evidentemente, por los diez días que pasó internada en el centro. Dado que ella misma tuvo que propiciarse la entrada en el centro psiquiátrico, gran parte del texto se centra en esta parte, que muestra la rapidez con la que se daba a una mujer por loca en determinadas ocasiones. ¡Qué fácil quitarnos de en medio!
 
Un libro que leí de una sentada y con el que sufrí enormemente en la descripción de algunas escenas de una gran violencia y maldad extremas de las que la autora fue testigo en su estancia internada en el manicomio para mujeres de la isla de Blackwell.  Además, es una lectura que te contagia un frío que te cala hasta los huesos y que hace que sea imposible no romperse ante la indefensión de las internas, a quienes, en muchas ocasiones, situaciones muy distintas a la enfermedad mental las llevaron hasta allí, en muchas ocasiones, hasta el final de sus días.
 
Más que literario, el enorme valor de este libro es como testimonio. Durante la lectura eché en falta que la autora fuera (aún) más crítica con ciertos aspectos, pero luego recordé lo que le habían encargado “una narración sencilla y sin adornos” y, honestamente, ante eso, no se le puede poner un pero. ¿Particularmente a mi me habría gustado que profundizara más? SI. ¿Me hubiera encantado que pudiera haber recuperado las historias de las vidas de las mujeres a las que conoció? También. Pero… cuándo leáis el libro, comprenderéis por qué no pudo hacerlo.
 
Un texto que enfada y sobrecoge, que nos deja ver los avances en tema de salud mental pero que también propicia la reflexión sobre todo el camino que queda aún por recorrer.
 
Una historia que se ha llevado en varias ocasiones a la pantalla, adaptándola al cine y a series, y tal vez por eso os suene. Pero que no os confunda, no hay ficción aquí, sino el relato de las condiciones inhumanas de higiene, alimentación, temperatura, trato… en las que se mantuvieron a miles de personas hasta despojarles de la cordura y las ganas de vivir. En cualquier caso, Nellie también deja pasar la luz a través del recuerdo de aquellas personas que realizaron su trabajo con integridad y humanidad y de quienes la ayudaron en vez de apartarse de ella.
 
Fascinada por Nellie Bly, pionera del periodismo de investigación.
 
Apunte final: la edición es preciosa y llena de detalles, pero, le daría otra corrección. Hay varias erratas y, a mi juicio, en algunas frases la traducción no resulta natural.
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Yo que nunca había había oído hablar de Nellie Bly me he quedado alucinada con esta mujer. Escritora y periodista, y con solo 23 años, en 1887 decidió hacerse pasar por demente para que la ingresaran en un manicomio y poder así realizar un reportaje de investigación encubierto sobre las condiciones de vida en ese tipo de centros. Brutal.

Y es en este libro donde recoge todo lo vivido allí, desde su preparación, su "actuación" para que creyeran que estaba loca, hasta su internamiento durante 10 durísimos días allí. Con precisión y profesionalidad, pero también con una narración muy cuidada, Nellie relata situaciones muy duras de maltrato hacia las pacientes, que vivían en condiciones totalmente insalubres, sin apenas ropa ni medios para calentarse, prácticamente desnutridas, atemorizadas y en una vulneración total de sus derechos como personas.

Nombra y da detalles de médicos, enfermeras, pacientes (algunas incluso ni siquiera estaban enfermas pero habían sido llevadas allí en contra de su voluntad y nada podían hacer para lograr salir), de situaciones concretas, para evidenciar una realidad que no se quería ver. Se tapaban unos a otros en actos que eran auténticas barbaridades. Y, aunque es muy duro leerlo, Nellie abrió camino siendo una de las primeras en adentrarse en el periodismo y la literatura de investigación y consiguiendo que toda esta crueldad saliera a la luz y comenzaran a cambiar cosas.

Una lectura valiente y necesaria que además se lee tan bien que no la puedes soltar. Toda mi admiración a Nellie Bly.

Una obra impactante, valiente pero sobre todo verídica. Inaceptables fueron las humillaciones, maltratos y abusos que desafortunadamente sufrieron numerosas mujeres del siglo XIX. Como lector/a experimentas una rabia inmensa al adentrarte en las crónicas que Neillie Bly plasmó para revelar estos actos inhumanos.

El legado de Nellie Bly en la lucha contra el maltrato de las mujeres con enfermedad mental perdura hasta nuestros días. Su valiente periodismo de investigación y su compromiso con la justicia social allanaron el camino para futuros defensores de los derechos de las personas que carecen de bienestar mental.

"Diez días en la casa de los locos" se convierte en un punto de inflexión en la lucha por la igualdad y la justicia. La historia nos inspira a no quedarnos callados ante las injusticias que aún persisten en nuestra sociedad y nos recuerda que todos merecemos ser tratados con dignidad y respeto, independientemente de nuestras diferencias

En el año 1887, la reportera Nellie Bly con tan sólo 23 años finge locura para poder ser internada en el manicomio de la isla de Blackwell y así poder infiltrarse para condenar los abusos y las vejaciones a los que eran sometidas las pacientes por parte de los médicos y de las enfermeras.

Nos cuenta también como muchas de las pacientes ni siquiera tenían ningún trastorno, tan solo eran mujeres desamparadas sin ningún apoyo social. Y de como a raíz de los actos violentos a los que eran sometidas, algunas de las pacientes sanas llegaban a perder la cordura.

Me ha parecido una novela impactante y perturbadora con una narrativa sencilla.
Una crónica de periodismo encubierto en una institución psiquiátrica donde se condena las deplorables condiciones.

Nellie Bly fue una de las pioneras en el periodismo de investigación que con su reportaje sobre Blackwell ayudó a que se mejorasen las condiciones de vida en las instituciones mentales de EEUU.