Se hizo el silencio entre ambos, un silencio pesado, animal. Ambos oían con nitidez el latir de la sangre en sus sienes
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Se hizo el silencio entre ambos, un silencio pesado, animal. Ambos oían con nitidez el latir de la sangre en sus sienes
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Se había quedado toda la mañana en cama, todavía resacosa, incapaz de dormir, llorando sin descanso casi, oprimiéndose con el pañuelo los labios para acallar los sollozos. Le daba miedo pensar en lo que tenía que hacer a lo largo del día, todo lo que tenía por delante. Sí, estaba asustada.
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10 negritos