Voy a tener otra vez el gusto de dar de comer a ese pobre hambriento, que no confiesa su hambre por la vergüenza que le da... ¡Cuánta miseria en este mundo, Señor! Bien dicen que quien más ha vistp, más ve. Y cuando se cree una que es el acabóse de la pobreza resulta que hay otros más miserables, porque una se echa a la calle, y pide, y le dan, y come, y con medio panecillo, se alimenta... Pero estos que juntan la vergüenza con la gana de comer, y son delicados y medrosicos para pedir: estos que tuvieron posibles y educación, y no quieren rebajarse...¡Dios mío, qué desgraciados son!
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