donde estés si es que estás si estás llegando será una pena que no exista Dios |
donde estés si es que estás si estás llegando será una pena que no exista Dios |
pienso a veces en Dios bueno no tantas veces |
y se miran fanaticamente a los ojos Como si el amor fuera un brevísimo túnel Y ellos se contemplaran por dentro de ese amor. |
porque eres linda desde el pie hasta el alma porque eres buena desde el alma a mí |
Porque tu existes siempre dondequiera Pero existes mejor donde te quiero |
Después de todo usted y yo sabemos que en el fondo el amor el amor es una cosa seria. |
Y olvido casi siempre que el suicidio es gratuito
|
Nadie pedirá informes ni balances ni cifras Y sólo tendré horario para morirme |
“La beso, a ella la beso, y no soy hipócrita. La beso como podría morderla, y a veces la muerdo, o comérmela y masticarla y digerirla. Porque hay una desesperada necesidad, casi diría una obligación, de marcar al otro, a la otra, aunque sea con los dientes, y aunque alguno de estos sea postizo. Dejar una marca propia es cosa de vida o muerte, o de muerte solamente, porque la intención subterránea es pasar la muerte, es seguir existiendo después del fin. Y a esos efectos tanto sirve la existencia de un hijo como la de una cicatriz. Después de todo, también el hijo es una cicatriz. Buena definición para proponer a la Academia. Hijo: cicatriz de amor.”