El Insomnio

Tahar Ben Jelloun ha creado una historia tan surrealista como lo son las largas noches en las que, tomando prestado el título del famoso grabado de Goya, el sueño de la razón produce monstruos.

A medio camino entre la sátira y la reflexión sobre un mal que es en apariencia invisible, el protagonista de la novela descubre que para poder dormir debe facilitar la muerte a otras personas y, cuanto más importantes sean esas personas o más crueles o insignificantes sean sus actos, más noches de plácido sueño podrá disfrutar.

Familiares, amistades, ricos, asesinos… muchas serán sus víctimas. Y es curioso cómo, a pesar de que el protagonista sí reflexiona sobre qué muertes son más justas y cuáles pueden considerarse asesinatos, la moralidad y la ética son apenas un susurro en su discurso. Y creo que esto es un acierto, porque la clave para disfrutar de la novela es justamente esa, alejarla de lo que nosotros pensamos que es correcto o incorrecto y pasear por la historia como quien se deja llevar por las pequeñas alucinaciones previas al abrazo del sueño.

¿Hasta qué punto debemos tomarnos estas visitas de lo extraño en serio? Donde creemos que se encuentra lo insólito y disparatado, encontramos muchas veces la tranquilidad, el respiro a un estar despierto que solo confirma la necesidad del apagón del pensamiento.

La novela puede leerse como una larga noche, ya que aunque al final de la misma el ritmo comienza a ser más pesado, incluso incoherente, es sencillo establecer un paralelismo entre las primeras horas de vigilia, más limpias y conscientes y las últimas, cuando el sopor, la rabia y la desesperanza arrullan nuestro cuerpo y alma.

Pese a que es un libro que se lee con bastante fluidez (influye también estar presentado mediante capítulos cortos), me gustó más El castigo, sobre todo por el peso que tiene la trama. Creo que el autor transita con facilidad por los caminos de la ironía y la ficción pero es en la perspectiva dramática y honda donde a mi parecer destaca.

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