Nunca es demasiado tiempo para nada.
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Nunca es demasiado tiempo para nada.
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A veces los dramas abiertos nos despiertan alegrías insospechadas.
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Nunca sabes dónde vas a recuperar una piececita del corazón.
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Cuando la muerte merodea, despierta a los vivos.
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Cuando la desgracia merodea, todos nos dejamos llevar por nuestra cadena de pensamientos, como si hubiéramos tenido el poder de cambiar los acontecimientos.
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Las muertes de los vivos pueden llegar a ser una condena que arrastramos para siempre.
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Hay heridas que no se curan nunca. Permanecen toda la vìda abiertas en nuestro interior, aunque logremos vivir con ellas, anestesiar el dolor y seguir adelante.
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El rencor niega cualquier posibilidad de acercamiento.
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Hay heridas que no se curan nunca. Permanecen toda la vida abiertas en nuestro interior, aunque logremos vivir con ellas, anestesiar el dolor y seguir adelante.
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A veces no tenemos una explicación clara para nuestras reacciones. No sabemos con exactitud por qué nos comportamos de un modo u otro.
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"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?