La felicidad estaba hecha de recuerdos y percepciones, a veces tan antiguas que casi las había olvidado
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La felicidad estaba hecha de recuerdos y percepciones, a veces tan antiguas que casi las había olvidado
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—No tienes que decir «te quiero» para decir «te quiero», ¿sabes? Aunque a veces es precisamente eso lo que tienes que decir, en otras ocasiones es lo mismo si dices «me gusta estar contigo» o «gracias» o «eres la mejor del mundo». ¿Recuerdas que puedes usar las palabras como un cuchillo? También las puedes convertir en una flor.
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(…) me dijo que las palabras humanas son imperfectas y tenía razón. Hay muchas cosas que no sabemos decir, por eso decimos otras. Y también depende de la música ¿sabes? El tono en que las dices, la manera en que miras al otro, los gestos que haces… Pero lo mejor que se recuerda son las palabras que te han hecho daño.
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—Las palabras humanas, aunque imperfectas, son siempre hermosas, Talia. —Y ¿por qué duelen tanto? —Por lo que hacen con ellas. Un cuchillo también puede ser hermoso. Depende de ti si lo utilizas para cortar una hogaza de pan o una garganta. En un caso, te ayuda a vivir; en el otro, te mata. |
—No se puede hacer una herida y, al ver la sangre, volverla a cerrar con solo desearlo. No se puede no haber dicho lo que has dicho.
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¿Qué se puede hacer con las palabras terribles que han sido pronunciadas y escuchadas? —No parecía que se lo preguntara a ella; más bien era como si se lo preguntara a sí mismo—. Las palabras no se pueden recoger como una moneda que has tirado al suelo.
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A veces las palabras que se dicen con furia hacen mucho daño.
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Gregorio Samsa es un ...