Dios es un celoso vengador y los árboles tienen nostalgia. El hombre ha humanizado sistemáticamente aquello que no podía comprender, desde los planetas hasta los átomos.
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Dios es un celoso vengador y los árboles tienen nostalgia. El hombre ha humanizado sistemáticamente aquello que no podía comprender, desde los planetas hasta los átomos.
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A ratos me gusta creer que vimos esos gestos sin comprenderlos, que cuando estaban en la ciudad se cruzaron delante de nuestra mirada esos brotes de humanidad. Algo había nacido a nuestras expensas y también en nuestra contra. La infancia es más poderosa que la ficción.
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... he llegado a la conclusión de que el verdadero objeto del matrimonio no es otro que el de hablar y que eso es precisamente lo que lo distingue de otro tipo de relaciones personales, y también los que más se echa de menos: todos esos comentarios triviales, desde el malhumor de la vecina hasta lo fea que es la hija de un amigo, esas observaciones inútiles y seguramente poco perspicaces son la esencia de nuestra intimidad, lo que lloramos cuando ha muerto nuestra mujer, nuestro padre, nuestro amigo.
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La pérdida de la confianza se parece al desamor. Los dos delatan una herida interna, los dos nos hacen sentirnos más viejos de lo que somos.
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A cambio del amor están obligados a sostener el mito de su inocencia. No solo tienen que ser inocentes, tienen que representarlo.
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El amor y el miedo tienen algo en común, ambos son estados en los que permitimos que nos engañen y nos guíen, confiamos a alguien la dirección de nuestra credibilidad y, sobre todo, de nuestro destino.
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Puede que los muertos nos traicionen al abandonarnos, pero nosotros también los traicionamos para vivir.
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[...] Y entonces piensas en todas las cosas que tú tienes y ellos no, y en las cosas que tú haces y ellos no pueden hacer. Porque ellos no tienen casa. Ni comida. Ni cama. Y como no tienen esas cosas duermen con los ojos abiertos para no tener miedo. Y entran en tu. Y tú en ellos.
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Algo había nacido a nuestras expensas y también en nuestra contra. La infancia es más poderosa que la ficción.
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Con sus palabras infantiles enuncia algo que la sociedad en la que vivía no había terminado de comprender aún: Pienso mucho, pero no digo mucho. ¿Puede imaginarse un diagnóstico más certero de lo que nos pasaba a todos?
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?