La palabra "robo", la palabra "ladrón", la palabra "asesinato". Estamos rodeados de palabras que hemos pronunciado hasta ahora susurros. Nombrar es otorgar destino, escuchar es obedecer.
|
La palabra "robo", la palabra "ladrón", la palabra "asesinato". Estamos rodeados de palabras que hemos pronunciado hasta ahora susurros. Nombrar es otorgar destino, escuchar es obedecer.
|
pero la pobreza real se parece poco a la pobreza imaginada. No sabía aún que la selva iguala la pobreza, la unifica y en cierto modo la borra.
|
Ahora que Maia ha muerto he llegado a la conclusión de que el verdadero objeto del matrimonio no es otro que el de hablar y que eso es precisamente lo que lo distingue de otro tipo de relaciones personales, y también lo que más se echa de menos:
|
El mito de la inocencia infantil es una forma bastardeada, positiva y cómoda del mito del Paraíso Perdido. Santos, intercesores y vestales de esa religión de bolsillo, a los niños se les encarga que representen para los adultos el estado de gracia original
|
Pensé que estábamos en peligro. Todos los que estábamos allí, en peligro. El propio Pablo Flores tenía algo de histérico, con aquellos ojos enrojecidos de desesperación y seguramente de falta de sueño después de tres días de búsqueda infructuosa. No hay nada más peligroso que la locura de los hombres naturalmente cuerdos. A diferencia de lo que ocurre con los violentos, en los cuerdos tiene un carácter desamparado y radical.
|
La temperatura y la humedad provocan que se retrasen los trámites en las oficinas y los servicios, la gente duerme poco y mal, y se pone de manifiesto la distancia que puede llegar a existir entre este lugar y la verdadera civilización. Solo el río Eré sigue circulando impasible, como una fábula con moraleja en suspenso.
|
Todos tenían esa suciedad que se ve a veces en los niños indigentes de las grandes ciudades. También su actitud. Parecían distraídos, pero en realidad estaban vigilantes.
|
Resulta curioso cómo la brutalidad de ciertas palabras puede aguardarnos durante años para reencontrarse con nosotros, tan intacta como cuando las pronunciamos. Incluso ahora, casi veinte años después, esas palabras parecen unos monjes que me hubiesen estado esperando pacientemente en el interior de su monasterio para abochornarme. El talión de la memoria.
|
Sabemos como es el amor infantil. Pero sobre su odio nuestras ideas son elementales, y a menudo equívocas.
|
Puede que los muertos nos traicionen al abandonarnos, pero nosotros también los traicionamos para vivir
|
¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?