El cielo sobre el tejado

No conocía a la autora y, en primer lugar, quiero dar las gracias a Penguin por dejarme conocerla. Esta escritora, con las palabras precisas, con frases creadas con muchos adjetivos, con mucha descripción pero sin ser pesada, nos narra una historia familiar. Una historia que en ciento veinte páginas, te da a conocer todo lo que necesitas saber. Unas vidas con no más de una docena de personajes, no necesita más, aunque los más importantes son tres. Una madre que se rebeló en su niñez, una hija que se marchó y un hermano que la sigue esperando. Una historia que Appanah nos va desvelando poco a poco en capítulos cortos. Unas vidas marcadas por las faltas de demostraciones amorosas, el no saber, o no poder, expresar los sentimientos y con un personaje, Lobo, que lo quieres desde el momento en que entra en tu vida. Una pequeña joya que recomiendo y de las que te dejan varios días digiriendo la historia. Maravilloso.

"Érase una vez un país que construyó cárceles para niños...". Estas son las primeras palabras de esta novela, que no dejará a nadie indiferente. Un cuento que estará unos días dando vueltas por mi cabeza.
Una historia de apenas 120 páginas donde a través de capítulos cortos vamos conociendo a los tres miembros de una "familia".
Fénix, la madre, que en su adolescencia fue en contra de todo y de todos, y no sabe dar amor a sus hijos, ni a nadie.
Paloma, la hija, que en cuanto le fue posible, abandonó su casa, a su madre y a Lobo.
Lobo, el hijo, que vive en su mundo pero que tan solo quiere una cosa, ver a la hermana que no ha visto en diez años.
Y así es como comienza la narración de esta historia. Lobo necesita desesperadamente sentir el amor de su hermana, por lo que huye una noche con el coche de su madre.
La forma en la que la autora escribe me parece maravillosa, no sé muy bien cómo describirlo. Es una narración poética, llena de adjetivos y repeticiones que no hacen para nada tediosa la lectura. He leído el libro en apenas unas horas y me ha parecido maravilloso.
Lo recomiendo, a pesar de que no es para nada el género que suelo leer.

Lobo tiene 17 años y no comprende su existencia. Su vida está profundamente marcada y conectada con la de su madre, Fénix, y su hermana, Paloma. Pero su hermana hace tiempo que se fue y él quiere ir a buscarla. Un día Lobo se cansa de esperar, coge el coche de su madre y conduce sin carnet durante horas para ir a ver a Paloma. Lamentablemente los nervios le juegan una mala pasada y provoca un accidente de tráfico.

Appanah nos propone una novela breve, un relato íntimo que nos hace recorrer a un ritmo frenético (quizá disimulado por lo poético de la narración) la historia familiar de los tres protagonistas citados. Es un relato duro, a pesar de su brevedad es capaz de meternos en la piel de sus personajes, hacernos padecer los embistes del pasado junto a ellos y entender cómo los actos de los demás configuraron su presente y futuro.

La única crítica negativa que he leído de forma repetida hacia esta obra es referida a su longitud, es cierto que se queda un poco corta, pero no considero que sea necesario extenderla, creo que se desarrolla bien y que quizá alargarla pueda romper ese ambiente mágico que Appanah crea, aunque sí que reconozco que no me importaría haber podido saber tan solo un poquito más.

Uno de los placeres de esta lectura reside en ir saboreando lentamente los datos que la autora nos entrega, la cruda verdad, y la reacción de nuestra mente a los golpes que se van revelando. La recomiendo para todos aquellos que gusten de las obras intimistas, líricas y reflexivas, tratándose temas como la familia, el amor, la vulnerabilidad y el poder de nuestros actos en los demás.

Nos encontramos ante un libro cortito y de fácil lectura, perfectamente puede leerse en una tarde, donde Lobo, le ha quitado el coche a su madre para ir en busca de su hermana y ha provocado un accidente. A partir de ahí conoceremos la historia familiar de estos personajes: Lobo, su hermana Paloma y su madre Fénix.

Está formado por capítulos cortos y muy bien narrados, que alternan presente y pasado y narrado desde tres puntos de vista diferentes de cada uno de los miembros de esta familia desestructurada. Donde Fénix sin querer hacer daño por algo que a ella se lo hizo, al final lo acaba repitiendo y volcando sobre sus hijos. Donde darle vueltas al pasado y estar encerrado en miedos e inseguridades no trae nada bueno y donde son muy necesarias las demostraciones amorosas, sobre todo en el entorno familiar.

Una lectura rápida de carácter intimista y reflexivo, que aunque no ha sido para mi por no llegar a conectar con los personajes y la historia, trata un importante tema, como es lo necesario de la comunicación familiar.

Lobo ha terminado, con solo diecisiete años, camino de la cárcel. Cómo llegó a conducir, sin tener permiso de conducir, el coche de su madre hasta tener un accidente con otro vehículo cuyos ocupantes han resultado heridos y dónde se dirigía, es solo el comienzo de una historia que en realidad no es solo la de Lobo. Es la de su madre, la de sus abuelos, la de su hermana.

«¿Quién dice que las cosas están escritas con antelación, quién dice que somos peleles y quién puede saber lo que va a pasar en la vida?»

Lobo solo quiere ver a Paloma, su hermana. Puede que esto afecte gravemente a Fénix, su madre, cuando la policía se ponga en contacto con ella y las únicas palabras de su hijo estén dedicadas al deseo único e inapelable de que solo Paloma acuda a verle. Fénix no se ha llamado siempre así. Antes fue Éliette. Y toda la historia empieza con ella, aunque es posible que empezara en realidad con sus padres. Con unos padres que invirtieron mucho tiempo en pretender que Éliette fuera algo que no es y que, siendo muy pequeña, la pasearon como a una estrella. Puede que entonces Éliette se revelara y que cometiera más de un acto horrible. Pero entonces pasó a ser Fénix y se alejó de todo y de todos.

A través de esta lectura conoceremos el pasado de Fénix, su infancia y cómo todo lo que ocurrió muchos años atrás sigue teniendo eco en cómo es ahora. También descubriremos por qué el pasado es importante en el presente y qué ha sido de cada uno de los miembros de esta familia que ahora parce rota y dispersa. La autora disecciona a los personajes de un modo inteligente y poético. Desfilan con suavidad ante el lector y las descripciones de los sentimientos y los paisajes son delicadas, justas en su medida, casi líricas.

«Una madre y su hija, aguzando el oído, en silencio, a ambos lados de una puerta negra.
Aún puede pasar de todo».

Una lectura breve, en la que en apenas un centenar de páginas Appanah logra conmover al lector, transportarlo a seno de una familia aparentemente rota y mostrarle todo lo que ha ocurrido hasta llegar a la situación con la que arranca la historia. Cierra el círculo con un final prácticamente perfecto en el que todos sus personajes imperfectos encuentran su lugar.
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"Érase una vez un país que construyó cárceles para niños..."
Así empieza esta novela de 120 páginas que no nos habla de cárceles físicas sino de las cárceles que cada uno lleva en su interior. Nos habla de como Lobo de 17 años es llevado a un centro después de haber cogido el coche de su madre y provocar un accidente. Y con este inicio nos lleva a la vida de Fénix ( la madre que se rebeló en su niñez), de Paloma (la hermana que se marchó y no volvió a buscarlo) y la suya, la de Lobo, que sigue esperando a su hermana y mientras espera, corre para escapar de la vida.

La historia de una familia, de unos traumas heredados, de falta de afecto, de falta de capacidad para expresar sentimientos, de frustraciones y rechazos.
De cómo en las familias nos aman y de cómo necesitamos que nos amen (que puede que no coincida), de cómo nos educan y de cómo después educamos, de cómo se puede estar encerrado en una cárcel y de cómo se puede, estando en libertad vivir encerrado en nuestros miedos, inseguridades y ansiedades, que nos hacen vivir con dolor dándole vueltas al pasado e incluso sentirnos en una prisión mientras soñamos.


Una novela breve sin grandes descripciones ni profundidad en los personajes, rápida de leer pero no de digerir, de una belleza dolorosa, de traumas heredados, de fata de comunicación y de relaciones difíciles entre padres e hijos pero sobre todo de esperanza para que pueda darse el perdón y la reconciliación.

Maravillosa
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Este es un libro cortito, no sólo por su extensión, también porque el tema se me ha quedado a medias. Que me parece muy bien eso del final abierto y que cada lector le ponga su final, pero yo lo quiero es LEERLO. Me ha faltado ese fogonazo final y de ahí que no le dé mayor calificación.
Con una prosa bellísima, pero no muy habitual en su manera de contarlo, nos llevará a conocer a una madre soltera de dos hijos absolutamente maravillosos. Los personajes son pocos pero muy avenidos. En capítulos cortos y con el intercambio de personaje principal, nos enseña el punto de vista de cada: Lobo, ese niño que sólo desea ver a su hermana mayor; Paloma, la hermana mayor, que se fue de casa con una promesa que no ha cumplido; y Fénix, la madre, que como toda madre, haga lo haga, se va a equivocar.
No voy a juzgar a nadie, esta vida ya es suficientemente difícil siendo responsable de tu propio cuerpo, pero la verdad es que no me imagino una vida sin abrazar y besar a mis hijos, por babosa que pueda parecer.
Es una novela de menos de 140 páginas, que, acunándote entre palabras, deja las emociones a punto. Se lee rápidamente, lo recomiendo.

Érase una vez una niña y un niño, hijos de la misma madre, a los que ella regaló nombres poderosos para que fueran fuertes y aprendieran a volar.
Érase una vez una madre que olvidó su nombre para resurgir de las cenizas del pasado, del dolor y el asco, de la tristeza y la soledad.
Érase una vez una madre y sus dos hijos separados por la vida, por las equivocaciones y los silencios, a los que el destino da la oportunidad de tejer una nueva historia sobre los pilares de su amor.

Novela muy corta leída de una sentada que comienza con tres palabras "Érase una vez...".

Esta novela corta da cuerpo y vida a Lobo, un joven con una sensibilidad que acaba de atraparse en un vicio entre una madre atormentada y una hermana en busca de normalidad. Una inmersión contundente en el mundo de las prisiones y en la mente de un joven inusual.

Nos narra una situación familiar disfuncional durante tres generaciones que la elegancia de la escritura de Natacha Appanah hace no solo sostenible, sino a veces luminosa. Logra integrar una escritura poética en una novela tan negra.

Es una novela confusa, llena de dulzura y poesía, pero que leemos con una punzada en el estómago. Una novela perturbadora, de trágica belleza, sobre los huecos de la existencia.

El único punto negativo es la corta extensión de la novela, deja la sensación de que se podría hacer profundizado más, se hace muy corta.

Descubrí a la autora con esta lectura y la volveré a leer con entusiasmo. Hay situaciones agonizantes, dramas, pero la novela nos deja con la esperanza de días mejores...

Me ha gustado mucho, tanto la trama como la narrativa repleta de sensibilidad y sutileza de la autora, que te arrastra en una historia íntima y luminosa que se lee de una sentada.  

"El cielo sobre el tejado" podría resumirse en una novela que habla de amor y desamor, dolorosa y tierna al mismo tiempo, que sondea los vínculos familiares y el peso de las sombras del pasado, envuelta en una oscuridad por la que es inevitable adentrarse apasionadamente y sin prejuicios, observando sin juzgar todo cuanto Lobo, de diecisiete años y protagonista indiscutible de esta novela, vive. 

Esta es la historia, también, de cómo los traumas pasan de generación en generación, con la oportunidad que siempre brinda la vida de redención gracias al amor. Sobrecogedora. Lectura muy recomendable.