¡Adiós Capitán!

l abuelo, mi Capitán, ya no está. El nieto recuerda las historias que le contaba mientras llevaba sobre la cabeza una corona de rey y ahora todo ha cambiado. Para siempre. El dolor y la sensación de pérdida son difíciles de describir cuando las sufre un pequeño, pero para eso está ahí mamá. La despedida del Capitán es para siempre y no han querido mentirle porque ya no volverá y eso no consigue cerrar el hueco que ha dejado al lado del corazón. El secreto es que el agujero se cerrará poco a poco y que el abuelo siempre les acompañará, también sus historias.

Porque en la vida hay gorros

para todas las ocasiones.

Gorros verdaderos y gorros

imaginarios.

Las lágrimas son inevitables pero el recuerdo de todas las aventuras vividas en compañía del abuelo son la antesala del fin del dolor porque su mamá le dice que el abuelo siempre estará a su lado, que le acompañar siempre. Una oportunidad que también se brinda a los lectores con las ilustraciones tan diversas y originales donde siempre encontramos algún elemento de color rojo anaranjado mezclado entre grises.

Este álbum representa de forma muy realista y durante todo el proceso de duelo un tema tan frecuento como difícil de abordar: la pérdida de un ser querido por parte de los más pequeños. El dolor, la aceptación y las lágrimas son algunos de los procesos por los que pasa el protagonista de esta historia, que también destaca por su entereza y el acierto de revivir los mejores momentos con su abuelo mediante el recuerdo.
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La pérdida de un ser querido siempre es un tema difícil de enfocar, especialmente cuando tenemos que explicárselo a un niño. El hecho de que esa persona que tanto significaba para ellos ya no volverá no es fácil de encajar a una edad tan temprana.

Por suerte, existen cuentos que abordan esta problemática trasladando a los más pequeños a un lugar confortable. Ese es el caso de ¡Adiós, capitán”, el último libro de Zuriñe Aguirre.

Esta obra nos habla de sentimientos encontrados, de amor y pérdida. Pero, lejos de crear un marco pesimista, Zuriñe nos abre una puerta a la esperanza, nos ofrece una visión positiva y alegre a través de algo tan importante y necesario como es el recuerdo.

Tras la pérdida de un ser querido siempre nos queda su recuerdo. La memoria del tiempo pasado juntos, de las historias vividas y narradas, de las sensaciones que sentimos a su lado… todo eso se queda grabado en nuestro corazón.

Para ello, Zuriñe juega con los colores y las sombras, imbuyendo sus ilustraciones de serenidad y melancolía. La calidez que transmite el protagonista, diminuto entre los brazos de su abuelo, nos invita a volver a nuestra infancia y a recordar aquella época en la que el mundo era tan grande y desconocido.

¡Adiós, capitán! es, sin duda, la añoranza de los momentos buenos vividos.
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