Una mujer furiosa

Esperaba mucho de “Una mujer furiosa” a partir de su sinopsis y, sin embargo, me he encontrado un libro que es, cuando menos, un despropósito.

La obra narra el pasado desde el presente; quien nos cuenta la historia es Santi, que en la época que narra (finales del franquismo, principios de la Transición) era un niño de alrededor de 10 años (no recuerdo exactamente la edad). La familia del protagonista (madre, padre y hermano) viven en Málaga pero todos los veranos lo pasan en el pueblo de su padre, Benapujarra. La madre, Martina, odia el lugar y así lo hace notar constantemente. Mientras tanto, los niños (Santi y su hermano Fede) se relacionan con otros niños de su edad.

El estilo es sencillo y el libro está plagado de referencias culturales (a mi parecer, excesivas, pues muchas veces me sacaban de la historia o me hacían perderme en ella). El autor se hace valer de un lenguaje muy coloquial e incluso vulgar en algunos momentos (para mí, en este sentido, ha llegado a traspasar algún que otro límite, rayando lo obsceno).

Los personajes me han resultado todos insoportables (quitando de Santi, que se me ha hecho bastante llevadero). La familia del protagonista es bastante disfuncional y, aunque imagino que ha querido reflejar la realidad de muchos sistemas familiares, me ha faltado que hubiese algo de luz al final del túnel. No he podido empatizar ni creerme a ninguno de ellos y eso ha hecho que la lectura se me hiciera cuesta arriba.

Por otro lado, no me ha gustado que la sinopsis ya contenga un spoiler. Con la información que da, yo esperaba que directamente el “hecho principal” ocurriera al principio y se desarrollara alrededor de él la historia. Sin embargo, no ocurre hasta pasada la mitad del libro y la forma en la que se resuelve no tiene pies ni cabeza. A lo largo de toda la lectura me daba la impresión de que estaba leyendo una historia sin dirección ni rumbo y, al llegar al final, me he cerciorado de que, en efecto, no tenía sentido alguno.

Lo único que he disfrutado de la obra es el tema de la memoria y cómo esta tiende a ser traicionera, a desdibujarse y a crear un pasado que a lo mejor no fue lo que pasó de verdad. Aun así, tampoco es un tópico en el que se haya detenido en exceso el autor, pero las pinceladas que ha dado sobre ello me han gustado.

En definitiva, “Una mujer furiosa” no era lo que esperaba. Pese a que es fácil de leer, me ha faltado un motivo último de todo el argumento y un mejor cierre. Me ha dado la sensación de que se ha quedado todo en el aire y se podría haber sacado mucho más partido a la trama.

Una novela intimista, un drama con toques de humor que va envolviendo la trama hasta llegar a una realidad más dura que la vida misma.

Santi es nuestro narrador. Nos cuenta cómo vivió su infancia. La trama refleja como va evolucionando a ojos de un niño las cosas que suceden a su alrededor. En la niñez es fácil justificar las cosas, en la madurez ya no hay hueco para las mentiras. Su familia está envuelta en silencios, en padres muy distanciados, en apariencias, en una sociedad que va hacia la democracia de cara a la galería. Un hermano huraño y tosco, el primer amor, la homosexualidad velada, ...

La narración me ha parecido un poco pesada,ya que en muchos momentos me ha dado la sensación de que era más un monólogo, más que nada por las ausencias de diálogos.

Es una novela con mucha carga dramática, con muchas frases de reflexión y agudas. Yo esperaba un poquito de suspense y me he encontrado muy poco. Es una buena opción si busca una novela de este estilo, de las que vuelve a la sociedad española pasada, la del llanto y la de poner la otra mejilla.