Sólo tienes que pedírmelo

Cooper es un arquitecto que está sumergido en el trabajo años, desde que perdió a su mujer. Incluso dejando sola a su hija, ya adolescente, Cecilia. Porque estar con ella, le recuerda a su esposa.

En un evento de arquitectura, con el que va con su hermana y su socio, él se encuentra por casualidad con Julianne, una mujer que asiste a una boda al lado de su evento.

Con una conversación de lo más tonta e improvisada, empiezan un tonteo. Y así cada vez que se ven, ya que el destino parece que solo hace más que unirlos.

Por otra parte, Cecilia quiere irse interna a un colegio, porque estar en casa es estar sola y al menos allí estaría con gente pero Cooper no quiere que se vaya. Entre eso y que empieza a abrir su corazón gracias a esa chica misteriosa que le saca más de una sonrisa, él empieza a hablarle de su madre a su hija y las cosas empiezan a ir mejor.

Él empieza a cambiar y a la vez a hacer cambios en su vida y dejando atrás el dolor e intentar comenzar de nuevo.

No he podido conectar con ningún personaje, salvo con Cecilia porque al ser ella pequeña, es normal que quiera saber cosas de su madre y también lo sola que se siente. Respeto a Cooper, lleva años cerrado en sí y en un solo instante al conocer a Julianne ya quiere tener "sexo loco" aunque eso solo lo piensa pero nota una atracción increíble. Julianne, por otro lado, parece la mujer más interesante del mundo, o eso le gusta a ella hacer creer porque es lo que ha hecho casi todo el libro, que empezaba a odiarla. No me ha enganchado nada, y solo continúe con el libro porque necesitaba saber lo que sentía Cecilia y luego me encantó Cooper y la decisión de seguir adelante, a pesar de que siempre siga ahí el dolor.

Ha habido momentos en que no niego en que he sufrido y llorado un montón. Conocer de primera mano la historia de Cooper o Julianne, así como personajes como Cecilia, Emma... o incluso el recuerdo palpitante de Laura, hará que esta obra te vaya desgarrando y reconstruye en un canto a la esperanza, a recordarte que la vida debe continuar, que no hay culpas; que debes seguir adelante en bien de los demás pero sobre todo por ti y por aquellos que ya no están a nuestro lado. Empaticé tanto con cada uno de ellos, comprendí que dos soledades con fracturas casi tan similares pudiesen comprenderse sin mirarse nada más que como dos personajes que quieren vivir, que simplemente me fueron conquistando, me sacaron alguna sonrisa y me hicieron cantar y ansiar continuar página a página con lo que nos contaban. SOLO TIENES QUE PEDÍRMELO es un canto a la esperanza, a reinventarse, a darse la oportunidad de vivir nuevamente, de amar y ser amado, de llevar un recuerdo sin aferrarse a lo que ya no es para liberar y ser liberado.
Emily Blane me conquistó desde la primera página, ya en la última que me había sacado lágrimas y sonrisas, me dejo clara que la necesito volver a leer sin pensarlo ni un segundo. ¡Feliz lectura!
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