Solas

Osmany Arechabala vive ya hace un tiempo en Bilbao cuidando de su nieta. Su hijo murió y en la novela anterior él viajó a Bilbao desde su Cuba natal para intentar averiguar qué le había pasado a su hijo y para cuidar de la hija de éste, un bebé que ahora vive con su madre. Pero la madre de la pequeña tiene una nueva pareja y Osmany tiene razones para pensar que esto no sea bueno para la niña. Por eso pide ayuda a la ertzaina Nekane Gordobil a quien conoció en la novela anterior. Pero es que, además, un amigo de Cuba le llama para pedirle un favor: su hija vivía en la zona de las Encartaciones casada con un hombre de allí. Hace meses, casi un año, que no sabe nada de ella: ni le llama ni le pasa el dinero que solía hacerle llegar para ayudarle. Pide a Osmany que haga algunas averiguaciones.

Precisamente en la zona de las Encartaciones, en un caserío rehabilitado próximo a Carranza vive Agurtzane Loizaga, profesora de la UPV. Antes vivía en Bilbao pero después de divorciarse e iniciar una relación con una joven gaditana, compró un caserío en ruinas en pleno monte que han rehabilitado y ahora es una vivienda acogedora. Eso sí, aislada completamente: no tienen ningún vecino a la vista. Y su novia, Lola, se ha ido. Un día se marchó y se llevó su coche y sus cosas; Agurtzane cree que la ha abandonado y está fatal, no puede superarlo. Hasta que descubre alguna cosa que le induce a pensar que quizás Lola no se marchó por su propia voluntad, ¿es posible que haya sido raptada?

La novela negra está de moda, “euskandinava” la llaman. Hay muchísimos autores que han puesto en la picota nuestras ciudades y pueblos. Y es que hay que reconocer que las tierras del norte en general dan lugar a historias oscuras, son perfectas como escenarios de novela negra. Las grandes ciudades como Bilbao porque en ellas ocurre de todo. Y las zonas rurales como las Encartaciones porque son comunidades cerradas donde cualquier cosa puede ser posible. Si en “Justicia” Osmany investigaba en Bilbao, en esta ocasión se traslada a Balmaseda y los pueblos de alrededor, lo que se conoce como las Encartaciones. Una zona relativamente cercana a Bilbao si pudiéramos ir en línea recta pero bastante lejos en ciertas zonas pues está conformada por montes y valles, carreteras tipo culebrín, caseríos aislados por los que la circulación se hace casi imposible cuando llueve o nieva… Eso hace que la forma de vida en esa zona no tenga absolutamente nada que ver con la forma de vida en Bilbao o en las poblaciones de la costa. En lugares como este parece posible que se den crímenes que se esconden bajo la alfombra, que aún haya cierto caciquismo, que gente pueda “desaparecer” sin que nadie se entere o siquiera se pregunte por ellos. Conozco poco la zona. de hecho, lo único que conozco es el curioso parque Karpin Abentura en Carranza (curioso porque además de animales de verdad hay un parque de dinosaurios que parecen muy reales –que se lo pregunten a mi hijo la primera vez que vio el t-rex) y las preciosas cuevas de Pozalagua. Para subir a las cuevas y al parque hay que ir por carreteras de monte en las que encontramos dispersos caseríos como el que me imagino vivía la hija del cubano amigo de Osmany.

No he parado de hablar del escenario pero es que es casi lo que más destaca en la novela. La ambientación es magnífica. Situar una novela de este tipo en la zona de las Encartaciones en pleno invierno es un acierto total. Una zona muy bella pero también muy poco amigable. Y más para mujeres que viven solas. Los pueblos pequeños vascos tienen su propio ritmo y sus habitantes un carácter cerrado que casa bien con historias como estas.

De todo esto nos habla “Solas”. También del racismo imperante en ciertas zonas hacia ciertas razas o nacionalidades. En esa zona un negro cubano como Osmany pinta poco, su aspecto resalta como si fuese de otro planeta. Tampoco es que en Bilbao se le tenga en mucha más estima salvo quizás en el barrio de San Francisco, lugar donde viven los personajes de Javier Díez Carmona y también los de Jon Arretxe; una pequeña África en pleno Bilbao.

La trama parece sencilla al principio pero se va complicando cada vez más hasta llegar a límites absolutamente insospechados. Sobre todo porque no hay una sola trama sino varias que se entrecruzan; algunas secundarias pero no por ello menos importantes. Por ejemplo, está la trama de Nekane Gordobil, una ertzaina ahora mismo de baja que tiene un grave problema con su hija adolescente. O la trama de Agurtzane. Y Osmany en medio de todo. Un protagonista muy peculiar que conocimos en “Justicia”. Aunque en teoría esta novela podría leerse sin haber leído la primera yo no lo recomiendo. Ya sabéis que no soy purista con el orden de las series pero en este caso sí que empezaría por el principio porque “Justicia” es todo Osmany y sin conocerle a él y lo que pasó en la primera novela, creo que os perderéis matices de la segunda.

La novela comienza con un ritmo medio. Son varias tramas y el autor tiene que ir planteando cada una de ellas, situando a los personajes y describiendo los escenarios. Va cogiendo ritmo según avanza hasta llegar al final. Un final frenético, muy visual, muy emocionante y que te deja con ganas de leer la tercera novela. Que es evidente que la habrá y que espero se publique pronto.

Conclusión final

Me ha gustado mucho “Solas” como me gustó mucho “Justicia”, igual hasta más. Me ha encantado Osmany, cómo consigue que le ayuden a investigar, cómo se relaciona con los demás. Me ha gustado la trama que va ganando en complejidad e interés a medida que avanza. Y me han encantado los escenarios, muy logrados. Sin duda os la recomiendo.
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Con “Solas” he hecho algo que no hago nunca, y es empezar una serie por la mitad. Aunque “Solas” y “Justicia” (primer libro de la serie) son historias independientes, comparten protagonista, Osmany Arechabala y, aunque en algún momento sentí que me estaba perdiendo algún pequeño matiz del personaje, eso no impidió que disfrutase de la novela igualmente.

“Solas” se enmarca dentro de ese subgénero que es el EuskalNoir y que tantas alegrías ha dado a la novela negra española en los últimos años.

Osmany Arechabala, un ex militar cubano que vive en Bilbao (el motivo que le lleva hasta allí se encuentra en la primera novela), recibe el encargo de investigar la desaparición de la hija de un compatriota. Sus pesquisas le llevarán junto a la suboficial de la Ertzaintza Nekane Gordobil hasta la comarca de Las Encartaciones, donde la desaparición de otra mujer amenaza con sacar a la luz los secretos del pasado.

La historia se compone de varias tramas y subtramas que avanzan de forma paralela y que, tarde o temprano, están abocadas a entrecruzarse.

La ambientación de la novela es de 10. El autor consigue trasladar al lector al corazón del País Vasco, en el que la belleza del paisaje contrasta con la dureza de la vida en la zona y las amenazas y peligros inherentes a la propia orografía. Retrata a la perfección esas comunidades cerradas en las que el carácter hostil de algunos de sus habitantes dificultan enormemente cualquier tipo de investigación, haciendo que el hecho de que una mujer que viva sola desaparezca sin dejar rastro de la noche a la mañana pueda pasar completamente desapercibido.

A través de la niebla, la lluvia y esos pequeños pueblos escondidos entre las montañas, en los que el caserío más cercano puede encontrarse a kilómetros, el autor transmite esa de sensación de opresión que el propio aislamiento genera en algunos de los personajes.

El personaje de Nekane protagoniza una subtrama que me resultó de lo más interesante, ya que en ella se refleja perfectamente la rebeldía de la adolescencia y la pérdida de comunicación entre padres e hijos, hijos que creen saberlo todo sobre la vida hasta que llega ese “algo” que les demuestra que no es así.

La novela presenta un ritmo constante durante la mayor parte de la historia, desgranando los secretos que esconden las montañas de forma inteligente, manteniendo el interés del lector hasta llegar a un final en el que, ahora sí, el ritmo se vuelve mucho más frenético y visual, con algún momento de esos que te dan un pellizquito y dice “ay, no…🥹”.

La trama, la ambientación y los personajes conforman en conjunto una historia muy sólida, en la que todo indica que habrá una tercera entrega. Mientras ésta llega, Osmany y “Justicia” me esperan.

Al final no pude reseñaros este libro en todo el fin de semana como tenía pensado, así que os lo traigo hoy lunes para empezar con fuerza la semana.
Solas es la segunda parte de la trilogía protagonizada por Osmany Arechabala, un jubilado cubano con cuentas pendientes en Bilbao.
Al acabar el primer libro, venganza, desee de todo corazón seguir leyendo más historias sobre él, sin saber que @javierdiezcarmona tenía pensado deleitarnos con una trilogía con él de protagonista. La vida no ha tratado muy bien a Osmany y gracias (o por desgracia) a su pasado militar, no necesita de mucha ayuda para sobrevivir y para saldar esas cuentas pendientes que tiene y que le hacen permanecer en una ciudad a la que odia. En esta ocasión, y por petición de un antiguo camarada, se lanza a la búsqueda de una cubana que desembarcó en Bilbao hace años y de la que no se sabe nada desde hace un tiempo.
Javier nos plantea una novela donde la trama principal está acompañada de varias subtramas que hacen que la novela no esté centrada en una historia únicamente. Subtramas actuales, de interés y con bastante crítica social. al igual que en el primer libro, los personajes están muy bien construidos, la ambientación es muy buena, los enclaves son reales, y el ritmo ágil.
Serie muy recomendable para todos los enamorados de la novela negra,
y si eres del norte y conoces las ciudades donde transcurre la novela, disfrutarás el doble.
Ahora decidme, ¿conocíais los libros o al autor? ¿os llama la atención? Os leo!

El año pasado descubrí a @javierdiezcarmona con su fantástica Justicia y este año no podía dejar de leer su nueva novela: Solas.

Lo primero que me gustaría "aclarar" es que es una novela independiente, aunque las cubiertas tengan cierto parecido y compartan algún personaje entre sí. Obviamente, yo os recomiendo leer Justicia primero porque, como decía, es una gran novela.

En Solas seguimos en Bizkaia, pero esta vez nos adentramos en un terreno diferente y por mí más que conocido, ya que me queda muy cerca: Enkarterri. Unos paisajes entre montañas, llenos de caseríos, donde sucederán extrañas ¿desapariciones?, ¿fugas? Eso habrá que descubrirlo poco a poco.

La trama se presenta más que interesante y con un inicio de novela muy bueno en el que pronto me sentí dentro de la historia y con ganas de saber más y más. Una novela con un gran ritmo y en la que iremos descubriendo todos los secretos que esconde este caso que viene de muchos años atrás, o eso creen los principales investigadores.

Es en su desenlace donde menos me ha convencido en este caso. No precisamente en el final final, que me ha gustado bastante, sino en el camino hasta llegar a él, en el que por momentos pensaba que se estaba "enredando" demasiado para mi gusto.

En definitiva, una buena novela para los amantes de este género, aunque a mí me ha faltado algo para llegar a la altura de la novela con la que descubrí al autor.

La novela denuncia la injusticia del miedo en las mujeres que viven solas, sin nadie alrededor que pueda echarlas de menos, y la necesidad de estar alerta porque la amenaza subyace en el ambiente. Solas también pone de manifiesto el racismo y discriminación explicita e implícita que sigue a la orden del día en pequeñas comunidades y grandes ciudades. En su nueva novela, Javier Diez Carmona nos trae un euskal noir en estado puro, una novela negra con una brillante atmósfera, una trama bien armada, impecable en el estilo y cargada de tensión de la primera a la última página.
De nuevo el escenario de la novela cobra el mismo protagonismo que sus personajes. El autor vuelve a retratar con un detalle impecable el paisaje del norte profundo. El frío, la niebla, la lluvia, la frondosidad y el verde componen el cuadro perfecto del thriller moderno. La hostilidad de los pequeños pueblos, el carácter vasco, las costumbres que sobreviven al paso del tiempo… El norte vuelve a ser testigo de una trama enrevesada, cómplice de crímenes y escondite de secretos peligrosos. Un thriller que
recoge las controversias que forman parte de nuestra actualidad en un ambiente donde el frío y la niebla también son protagonistas.