Los lugares verdes

Hoy os traigo un libro cuya historia aún está vigente en tiempo presente, los conflictos en Afganistán. Una vez más, me sumerjo en una sociedad como la musulmana, de la que tengo pocas referencias directas pero que me fascina cada vez más.
“Los lugares verdes” es una obra que transmite y permite conocer de primera mano las cruentas consecuencias de una guerra larga y dura como es la de Afganistán. Los valores y los sentimientos, a pesar de la dureza de las circunstancias, se abren paso de manera sorprendente.
Me ha encantado la manera de narrar los hechos, tan detallista, con un conocimiento tan profundo de los escenarios, las costumbres, los personajes, la sociedad y las implicaciones del propio conflicto. Todo gira alrededor de la visión de su propia realidad que tienen los protagonistas, valientes, reflexivos y decididos a cuestionar todo lo que viven, todo lo que les sucede y todo lo que se da por hecho y por sabido. Sorprende tanto el momento como el lugar donde los protagonistas ponen en duda las tradiciones de una sociedad tan hermética como tradicional, siendo conscientes de que intentar cambiarla es el verdadero objetivo que los mueve.
El autor posee un dominio muy evidente tanto del lenguaje como del tema tratado. La trama gira en torno a un triángulo de personajes, ubicados en la ciudad de Kabul en la época posterior a la primera victoria sobre los talibanes, pero cuya temática es universal, donde el amor, las venganzas, el peso de la tradición y los miedos, conforman un crisol que nos atrapa sin remedio.
Luís Salvago consigue la implicación del lector en la historia, personalmente, viviendo en la piel de los protagonistas y sufriendo en primera persona los avatares y las consecuencias de las decisiones.
En resumen, me he sorprendido a mí misma disfrutando de una novela que ha facilitado el acercamiento a un conflicto que solo conocía por las noticias y cómo la vida sigue, en todos sus aspectos, a pesar de las dificultades.
Reservad un hueco en vuestro tiempo de lectura para vivir un viaje de inmersión en un conflicto bélico contemporáneo que os hará reflexionar acerca de cómo el amor se abre paso por muy adversas que sean las circunstancias.

Antes de entrar a analizar esta novela hay que felicitar a la editorial. A día de hoy, donde lo digital va ganando terreno, cuesta encontrar empresas de publicación que cuiden tanto los detalles. Entiendo la comodidad de la versión electrónica en determinadas circunstancias pero no puede compararse a tener esta obra entre las manos y poder pasar sus páginas o tocar la portada ¡Enhorabuena a La Huerta Grande por apostar por estas historias y mimar así a los lectores!
En cuanto a Los lugares verdes no sé por donde empezar... Comienzas pensado que será otro duro relato en el contexto de la guerra afgana, sin embargo la contienda que va marcando el carácter de los personajes y la historia pasa a segundo plano cuando te adentras en la descripción que el protagonista hace del paisaje de Kabul y la sociedad en la que convive. No sorprende el nivel de detalle cuando sabes que Luis Salvago es, además de licenciado en Geografía e Historia, oficial del Ejercito y habrá vivido todo en primera persona.
Desde mi desconocimiento de la política del país y todo el conflicto vivido me ha sorprendido descubrir el término "bacha posh" y lo que conlleva. No hay que perder de vista que la narración tiene lugar en la época actual y que esto sigue pasando. Es una práctica común y conocida en el entorno de la "víctima". Gracias al triángulo principal de personajes y sus relaciones nace un rayo de esperanza de que al menos haya alguien que se cuestiona lo que ocurre a su alrededor y lo que siente internamente. Es difícil narrar como el amor en cualquiera de sus formas se abre paso en un lugar donde se vive bajo un régimen en el que la vida tiene un valor mínimo si rompes las reglas sagradas.

El libro está bien pero la realidad que cuenta es de otro nivel.

Por último agradecer a Masa Crítica el envío del ejemplar que recomendaré y guardaré como oro en paño.

El autor nos relata la vida de Ismail, un profesor de la Universidad de Kabul, ciudad tomada por los talibanes, donde a través de sus conversaciones con el ulema Samiullah, que al mismo tiempo es su abuelo, va descubriendo la vida.

El amor por los animales: su paloma Bahadur, su líder de la manada, sus cuidados, sus competiciones, su complicidad.

Las personas:

Su primo Ibrahim, y los problemas con las drogas sobre todo opio y adormidera. Los problemas de juventud y posterior matrimonio y su desarrollo, hasta su trágico final.

Su amigo Mansur, amigo de la infancia al que pierde la pista para encontrárselo como un talibán obligado por su padre y con ideas diferentes a los radicales acaba sucumbiendo a la presión y se quita la vida.

Su gran amor Najimulah, con la que vive múltiples experiencias y descubrimientos entre ellos su condición hombre/mujer, sus afinidades, desencuentros y a la postre su compañera/o.

Los sentimientos encontrados con las lecturas del ulema y la cruda realidad, las experiencias de sus alumnos y las vivencias diarias.

Los horrores de la guerra, donde prima la violencia y el castigo público para demostrar su poder y su sinrazón.

Las imposiciones de clase y raza, su prima Saira y su tío Abdul, la obligación de casarse por un contacto mal visto por una persona del consejo islámico y las pretensiones por parte de su prima y tío a la hora de realizar los preparativos y la boda, todo ello con la presión sobre su abuelo, el ulema Samiullah, hasta que este fallece y se siente liberado de tal compromiso.

Los lugares verdes de Babur desde donde divisa y ve la vida con otros ojos, con otra manera de pensar y disfrutar y donde puede pensar en la reencarnación de sus seres queridos en cualquier cuerpo o forma, ya sea en solitario o acompañado de Najimulah.

La lectura es un tanto enrevesada al principio y no es hasta el capítulo treinta más o menos cuando se va entendiendo la trama y el libro en general. A mí particularmente no me ha gustado.
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