La otra orilla

Una novela que, a priori, tenía todo a favor para conquistarme: ambientada en Buenos Aires, una ciudad que me fascina; un joven escritor como protagonista; una historia familiar subyacente y la Commedia de Dante como hilo conductor o referencia de la trama...

Vamos a acompañar al protagonista en su intento de resolver un misterio relacionado con la figura de Dante y su obra, en el que se ve envuelto "sin comerlo ni beberlo" O eso parece. Irá encontrándose con distintos personajes que le van arrastrando hacia esta historia. Todos ellos acaban siendo otra persona diferente a la que decían ser, lo cual me ha parecido un recurso excesivo. Hubiera agradecido algún perfil fiable.

Por otra parte, la historia familiar que nos cuenta en paralelo, me parece que se resuelve también de una forma superficial y aunque está presente ese recuerdo o ese vínculo a lo largo de todo el libro no cobra la importancia que me hubiera gustado.

Sin embargo, he tenido sensaciones encontradas con la lectura. Si bien, al principio, me atrapó y se me hizo bastante ágil, hacia la mitad empezó a parecerme todo mucho más confuso y dejó de captar mi atención, perdí interés en la lectura creo que porque empezó a entrar en una dinámica que me resultaba poco creíble.

Dante Alighieri es una de los hombres sobre los que la ficción más ha trabajado. Quizá por la dificultad que entraña su obra más célebre y que, a falta de un entendimiento absoluto, nos dedicamos a fabular. ¿De qué habla Dante cuando nos lleva de la mano por ese inquietante infierno? ¿De un sueño o de algo que él consideraba real?
Me resulta apasionante sumergirme en la cantidad de teorías existentes sobre el tema, algunas de lo más disparatadas. Por eso, a pesar de que este libro se aleja mucho de mi tipo de lectura actual, me llamó poderosamente la atención. Buenos Aires, Dante, una historia familiar oculta y una teoría que descubrir. Lo tenía todo y, sin embargo, me ha dejado fría.
No es que no reconozca el mérito del autor a la hora de crear una red de personajes en la que nadie es quien dice ser, que lo hago. Me parece una labor que ha debido ser ya no complicada, sino extenuante. Como extenuada he quedado yo al intentar no perderme entre una trama intrincada y unas frases, para mi gusto, excesivamente largas. He pasado más tiempo regresando del lugar al que mi mente se escapaba que asimilando conceptos. Y es una pena que esté en esa etapa de la vida en la que me inclino por lo sencillo y lo directo, porque estoy segura de que, si hubiera caído en mis manos en otro momento, me habría encantado.

“La otra orilla”, de Miguel Barrero, es una historia con cierta complejidad y sofisticación que coloca a la literatura como sujeto en sí misma.

Un relato a modo de reflexión sobre la apariencia de las cosas, el uso de los símbolos, las intuiciones sobre la realidad, en una suerte de novela negra con influencias de “La divina comedia”.

Una novela de intriga muy bien desarrollada, hilada, exigente en cuanto a su forma y contenido, rigurosa, estructurada en historias paralelas que terminan por converger dando solidez a una trama que esconde múltiples y variadas reflexiones.

Un relato escrito con maestría, plagado de recursos y segundas intenciones, intenso y descriptivo, que requiere una lectura lenta y dedicada, inmersiva, pausada.

Un libro idóneo para ampliar horizontes e ir más allá de la lectura como simple entretenimiento.