LA TERCERA MÁSCARA

Diana tiene catorce años, estudia en un instituto y vive con su madre porque sus padres se separaron hace tiempo. Hasta aquí parece una historia de una adolescente normal hasta que ocurre lo que nadie se pudiera imaginar y entonces es demasiado tarde para reaccionar. Aunque muchos opinan que se esperaban cualquier cosa de ella.

Esta adolescente no se relaciona con nadie, pasa el tiempo encerrada en su habitación y es muy introvertida. Dibuja muy bien pero no es capaz de reconocerlo porque tiene la autoestima muy baja y parece no soportar la gran presión a la que la somete su madre. Todos sus vecinos y compañeros del instituto la describen como rara tanto por su forma de vestir -siempre vestida de negro y con ropa de talla mucho más grande de la que necesita- como por su actitud de no mirar a la gente cuando le hablan. Diana también se considera rara y eso hace que se sienta totalmente anulada y no encuentre salida.

La historia se desarrolla a partir de una recopilación de testimonios de diferentes personas que dan su opinión sobre Diana y que se dividen en tres partes que obedece a tres tipos de máscara. Según una creencia japonesa, todas las personas llevamos tres máscaras. Una de ellas es la que el resto ve y nos juzgan a partir de las apariencias porque es lo que se espera de nosotros. La segunda parece ser la que damos a conocer a nuestros allegados ya sean familiares y amigos. Y el tercer tipo de máscara es que nos pertenece y pensamos que nadie conoce porque oculta lo mejor y lo peor de nosotros mismo. de este modo, los testimonios de la primera máscara pertenecen a personas que conocían a Diana del barrio, de su centro escolar e incluso de la policía. La segunda de su única amiga, su familia y la psicopedagoga del instituto. La última se reserva para la propia Diana que da su punto de vista de todo lo que ha pasado.

A partir de aquí es difícil seguir adelante sin desvelar nada porque lo que le ha ocurrido a Diana es tan terrible que parece imposible que alguien lo pueda soportar. Inspirada en una historia real donde se encadenan testimonios por parte de un gran número de personajes y que se conoce como la técnica de la novela coral o novela río. En ella se dan citan todo tipo de comentarios y opiniones bastantes negativas de la protagonista, Diana, hasta que llegamos al desencadenante y entonces el lector descubre que todo tiene sentido, pero todavía le falta lo más importante que es saber todo lo que ocurrió de boca de la principal afectada cuando ya tenemos una imagen formada por los testimonios anteriores.

Se trata de una novela juvenil de lectura muy ágil y con un estilo muy diverso dado que planea desde tantos enfoques personales. Esta historia trata un tema muy duro y donde las subtramas giran en torno a las relaciones familiares, la amistad, cómo afecta a un joven los comentarios negativos por parte de sus padres, el peligro de las apariencias y de los rumores, la necesidad de hablar de temas todavía tabú como la educación sexual o los prejuicios. Esta lectura supone una llamada de atención para los adultos hacia los jóvenes sin emitir juicios de valor ni motivar que se incline la balanza hacia la inocencia o la culpabilidad de la chica, solamente estamos preparados para juzgar una vez hemos analizado y reflexionado sobre todo lo dicho.

"La tercera máscara" es la nueva novela de Care Santos. Está pensada para un público juvenil, a partir de 14 años. Pero, en mi opinión, por los temas que trata es una novela también apta para adultos y que, además, aquellos padres de adolescentes deberían leer.

Care Santos narra la historia de "La tercera máscara" con mucha delicadeza, pero sin esconder la oscuridad. Para ciertos niños puede resultar impactante, pero lo que Care Santos logra con ello es precisamente que sea un golpe de realidad y que quede el residuo en la mente de los lectores, para evitar que la historia se repita. al final, lo que impacta, sea por un motivo u otro, es lo que más se recuerda.

La lectura de "La tercera máscara" es adictiva. El formato que la autora ha usado, como si fueran pequeñas entrevistas a los personajes que rodean a Diana, la protagonista, hace que la lectura tenga mucho ritmo. Además, con cada narración de los hechos de los personajes se irá descubriendo algo más de Diana, para que finalmente el lector se pueda hacer su propio puzle de lo ocurrido y también sea capaz de sacar sus propias conclusiones sobre qué le llevó a Diana a actuar así, su personalidad, sus amistades y las relaciones familiares. La lectura de "La tercera máscara" es un ejercicio de moral en muchos aspectos.

La historia de "La tercera máscara" tiene dos bases. La primera, es que está escrita sobre un hecho verídico. La autora explica al final del libro que tanto el lugar como los personajes y los diálogos es ficción, no así lo ocurrido con Diana. Lo cierto es que la autora hace un trabajo magnífico con la narración, ya que no es difícil que el lector pueda imaginar que está leyendo un artículo de periódico o escuchando la noticia en el telediario.

La segunda base sobre la cual ha dividido la novela es la creencia japonesa de que cada uno de nosotros lleva tres máscaras. La primera máscara es la que mostramos al mundo, la que todos pueden ver. La segunda máscara es la que reservamos para nuestros seres queridos. Y por último, la tercera máscara, es la más oculta, el rostro secreto que nunca revelamos, la que solo conocemos nosotros mismos. Siguiendo esta premisa, la autora ha dividido "La tercera máscara" en tres partes, y en cada una de ellas iremos conociendo lo sucedido desde un punto de vista diferente, en base a cada una de las máscaras.

Lo cierto es que no quiero decir nada sobre la trama principal para no condicionar a no leerlo. Además, creo que es más impactante irlo descubriendo en los primeros capítulos.

Según avanza la historia, los lectores descubrirán la importancia de una confianza con los progenitores, para poder tratar el tema que sea. Pero no todo recae en los jóvenes, ya que sea por parte del padre o de la madre, es necesario que se preste atención a los niños para poder notar cualquier problema y realmente se esté a su lado. Niños autosuficientes sí, pero con un límite, ya que necesitan la figura paternal en su vida. Además, llegada cierta edad es necesario que exista esa confianza para poder tratar ciertos temas que pueden dar más pudor, como las relaciones sexuales. Si los niños no tienen la confianza para hablarlo en casa, ¿dónde lo harán? En el colegio se pueden dar clases de ello, obviamente, pero al final los niños se pueden sentir más cohibidos por sus compañeros a preguntar ciertas cosas, para eso están los padres.

Por otro lado, "La tercera máscara" ayudará también a que el lector se pueda sentir identificado con ciertos pensamientos, como no sentirse a gusto con su cuerpo o su pelo, la relación con compañeros y/o amigos, sus padres o su hermano. También juega un papel importante la presión que pueden notar por recibir ciertos comentarios en el entorno del hogar. Suele ocurrir que los padres proyectan en sus hijos lo que ellos querrían, y ciertos comentarios, aunque no lo parezcan, pueden resultar dañinos.

Cuando ocurre algo como lo que se narra en "La tercera máscara" puede resultar más fácil mirar para otro lado o decir lo típico, "a mí no me pasaría" o, por otro lado, querer esconderlo. Tal y como la autora va desgranando, lo que hay que hacer es poner remedio y métodos para evitar que vuelva a ocurrir. Por eso veo que es tan necesaria la lectura de "La tercera máscara" por jóvenes y adultos.


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