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En la producción poética, extensa e intensa, debe destacarse Biblioteca nocturna como merecedora de lectura, por su originalidad y fuerte impacto emocional. El poemario se inicia con una dedicatoria a su marido, el poeta Domingo F. Faílde, fallecido en 2014, el año anterior a la publicación del poemario: «Aunque ya no estés, te debo este libro que respiramos juntos y el amor que me diste en tanto que él crecía. Para ti, pues, Domi», No es de extrañar que el contexto emocional influya en la escritura de un poemario con ribetes de homenaje. La autora titula “Biblioteca” la primera parte, que abre con el poema homónimo del libro, “Biblioteca nocturna”, dedicado a Luis Cernuda. Inicia con él su personal homenaje a la literatura poética, que atañe a veintitrés poetas seleccionados de entre los libros de su biblioteca; por supuesto, dedica poemas a la mayoría de sus poetas predilectos: Cernuda, Pizarnik, Cirlot, Orozco, Wallada, Miguel Hernández, Hierro, Cavafis, Safo, García Lorca … ¡Cuántas lecturas refleja en sus poemas! La pertinencia a cada autor se establece con una cita y su huella se potencia con la integración de las palabras de estos autores con las suyas en los versos propios, dando incluso nueva dimensión al significado de los poemas de los autores. Como ejemplo, el poema “La muerte es una palabra” se inicia con la cita «Toda la noche escucho el llamamiento de la muerte», de Alejandra Pizarnik y comienza así: “«Toda la noche escucho el llamamiento de la muerte». Igual que una campana de hierro amargo llama. Siempre llama al oído, tiene varios lacayos que resoplan y ellas mueve sus sayas y hace viento”. Una característica de la escritura de Dolors Alberola es la base documental sobre la que se apoya. Recuérdese al respecto, el gigantesco trabajo de documentación que realizó, acerca de la vida de los judíos hispanos en la Alta Edad Media y los libros de consulta de los intelectuales de aquella época, para preparar la redacción de su novela “Batshajar, la hija de la aurora”. En la producción poética de Dolors Alberola, esta característica es evidente en poemarios como Mujer en pepitoria con huevo duro o Tattoo, publicados casi a la par que Biblioteca nocturna, donde el arte culinario y los productos y la técnica para el tatuaje conforman el sustrato de su discurso poético. En Biblioteca nocturna, esta característica se palpa en los poemas de la segunda parte “Las puertas de la noche” donde realiza una visita ficticia a las tumbas de escritores, repitiendo muchos de los citados en la primera parte. de paso, además de las referencias a los escritores retoma, como en muchos de este poemario existencialista, el tema de la muerte: "Las puertas de la noche" es más corta que "Biblioteca" y en ella predomina la escritura en verso libre. Mantiene la emoción del lector, conseguida en la primera parte expresando sus pensamientos y homenajes implícitos con poemas en los que mezcla verso libre y prosa poética ad libitum. Pero sea verso o poesía en prosa, guarda siempre en el poemario medida y ritmo, esencia inalienable de la poética de Dolors Alberola. Entre los poemas de Biblioteca, primera parte, además de los referidos más arriba y dedicados a Cernuda y Pizarnik, señalo el emotivo poema “Las horas de la higuera” dedicado a Miguel Hernández, los apuntes biográficos de los encuentros de la autora con José Hierro en “Cosas imperdonables” , y el poema “Foro romano” que comienza con una cita de Sylvia Plath: «Oh padre, tú solo /eres una referencia histórica tan importante como el Foro romano», cuyos primeros versos reorienta Dolors Alberola hacia su propio padre: “Miro hacia la cocina y veo tu muerte aflorando del horno. Una muerte servida como una gran gourmette, pero veo a mi padre, sentado ante la mesa, cumpliendo los horarios de su ida, más lentamente aún que los de su trabajo. […] o veo la mirada de mi padre, una mirada larga altamente dispersa, una visión quizás de otros jardines y criaturas que se adueña de él y balancean en sillas invisibles y columpios”. De entre los poemas de la segunda parte, destaco “Carta lírica a otra mujer” dedicada a Alfonsina Storni, donde Dolors Alberola imita el tomo y estilo léxico de la escritora argentina; el poema “Como un damero” dedicado a César Vallejo: “César, para nacer/hace falta ese número que guarda /la tristeza primera de inaugurar la muerte. /También para morir hay una cifra, /aunque la duda sea / por qué la vida arrastra, ya muertos, sus corceles” y el breve poema “En el borde de los dientes” donde la muerte se viste de Lolita para visitar a Nabokov en su tumba: “Una brizna de aire levanta los azules /y deja en par sus muslos. ¿Así es, Vladimir /la pequeña triunfal que te tiene por siempre /tumbado entre la tierra?”. + Leer más |