Nadie en esta tierra de Víctor del Árbol Romero
Uno tras otro, año tras año, legislatura tras legislatura, aparecían aquellos seres ambiciosos, pretenciosos y arrogantes, daban su discurso, estrechaban manos y creían haber alcanzado la cúspide. En realidad, apenas iban a empezar a comprender que tal cúspide no existe, que el poder es un ente propio, sin amor, que solo se vale de sus esclavos para crecer y hacerse más y más inaccesible
|