La púa de rastrillo: 11 de Víctor Català
El pájaro de bosque no podía someterse al encarcelamiento de ninguna jaula, fuera la que fuese
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Calificación promedio: 5 (sobre 27 calificaciones)
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La púa de rastrillo: 11 de Víctor Català
El pájaro de bosque no podía someterse al encarcelamiento de ninguna jaula, fuera la que fuese
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Soledad de Víctor Català
‘Soledad’ es uno de esos títulos que prometen exactamente aquello que vas a encontrar. Una obra intimista que gira en torno a los sentimientos de aislamiento, desamparo y nostalgia (soledad, vaya) de Mila. Una mujer que, tras casarse, debe trasladarse con su esposo a una remota ermita en la montaña. Allí, Mila vive un viaje interior de autoconocimiento, descubrimiento y crecimiento, con ascensos y descensos, con picos y valles. La falta de conexión con su marido, que tiene más de objeto que de persona, engrandece las relaciones de Mila con otras personas y que cambiarán su forma de mirar. Son precisamente estos personajes secundarios los que regalan capas y capas de profundidad a esta novela, dotándola con costumbrismo y crítica social, y dándole un aún más valor para quienes, como yo, se deleiten con las supersticiones, leyendas e invenciones varias típicas de las zonas rurales. A pesar de la narración tranquila y con pocos sucesos, en el último tercio, todo se acelera. Mi consejo: no hagáis planes para ese día. No os podréis despegar del libro hasta acabarlo. Imposible no destacar el papel de la montaña en la obra, más allá de ser la localización donde todo sucede, es un personaje más, es la protagonista. Gracias a la magistral narración de la autora, la montaña es un reflejo del interior de Mila, abrupta y amenazadora cuando siente miedo; bella como ninguna en los días más felices; inaccesible cuando pesa la soledad. Me atrevo a decir que ‘Soledad’ es una joya de la literatura. Duele pensar que haya tenido tan poco recorrido hasta ahora fuera de Cataluña (gracias @trotalibros por dar la oportunidad de leerla en español). No tengo dudas de que, si hubiera sido escrita en inglés o francés, en lugar de en catalán, sería mundialmente conocida y no faltaría en ninguna lista de clásicos imprescindibles. Aunque el estilo de la autora no puede ser más bello (en serio, las descripciones son pura poesía), no es una lectura que pueda calificar como fácil. Ha requerido toda mi concentración (y un diccionario) para disfrutarla al máximo y es que el lenguaje es vehículo conductor para llevarte a otro tiempo, a otro lugar. Si soléis leer clásicos, no tendréis ningún problema, pero reconozco que agradezco haberla leído ahora y no el instituto porque, para mi al menos, requiere cierta madurez lectora. Atmosférica, sensorial, feminista, introspectiva… con un final que te deja la piel de gallina. ¡Bravísima, Caterina Albert (Víctor Catalá)! + Leer más |
Soledad de Víctor Català
𝑻𝒐𝒅𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒗𝒆í𝒂 𝒆𝒓𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒄𝒐𝒍𝒐𝒓: 𝒖𝒏 𝒈𝒓𝒊𝒔 𝒄𝒆𝒏𝒊𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐, 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒂𝒄𝒕𝒐 𝒚 𝒂𝒑𝒂𝒈𝒂𝒅𝒐. 𝑮𝒓𝒊𝒔, 𝒆𝒍 𝒎𝒆𝒍𝒂𝒏𝒄ó𝒍𝒊𝒄𝒐 𝒄𝒊𝒆𝒍𝒐 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝒅í𝒂 𝒕𝒖𝒓𝒃𝒊𝒐; 𝒈𝒓𝒊𝒔, 𝒍𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒏 𝒎𝒐𝒏𝒕𝒂ñ𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒐 𝒂𝒍𝒄𝒂𝒏𝒛𝒂𝒃𝒂 𝒆𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒂𝒍𝒕𝒖𝒓𝒂𝒔; 𝒈𝒓𝒊𝒔, 𝒍𝒂 𝒑𝒆𝒔𝒂𝒅𝒂 𝒏𝒊𝒆𝒃𝒍𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒐𝒄𝒖𝒍𝒕𝒂𝒃𝒂 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒔𝒆 𝒉𝒂𝒍𝒍𝒂𝒃𝒂 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒎𝒊𝒕𝒂𝒅 𝒊𝒏𝒇𝒆𝒓𝒊𝒐𝒓 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒐𝒏𝒕𝒂ñ𝒂, 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂𝒔, 𝒕é𝒓𝒎𝒊𝒏𝒐𝒔, 𝒉𝒐𝒓𝒊𝒛𝒐𝒏𝒕𝒆𝒔.
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Soledad de Víctor Català
En ese momento, Mila sintió una felicidad que no había experimentado nunca hasta entonces; sus labios reían, sus ojos reían, su alma reía y, por último, el espacio y la montaña entera reían.
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Soledad de Víctor Català
La indiferencia, ese muro largo, uniforme y sin relieve alguno, que siempre había cercado su vida, empezó a resquebrajarse, permitiendo que maléficas y turbadoras sensaciones hasta entonces desconocidas se filtraran por las grietas como sigilosos espíritus de la montaña.
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La madre ballena y otros cuentos de Víctor Català
La miraba como se mira lo que nos embelesa, pero no comprendemos: los grandes misterios que han de engendrar la suerte o la desgracia.
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Soledad de Víctor Català
Se sentía libre y dueña de sí misma, y gracias a esa secreta libertad, emanaba de sus sentimientos una espontánea armonía que regía todos sus actos; bien es cierto que era una armonía apagada, sin nervio ni frío, pero por eso mismo, grata a su estado, porque no le exigía ningún cansino esfuerzo.
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La madre ballena y otros cuentos de Víctor Català
Desde que era un hombre hecho y derecho solo había llorado una sola vez: el día en que perdió a su madre.
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La madre ballena y otros cuentos de Víctor Català
De pronto destellaron en las alturas un puñado de estrellas, silbó un sapo, croó una rana, rechinó el chirrido de una sierra en la incierta lejanía, dos cuervos silenciosos, uno detrás de otro, rayaron con un rastro negro y huidizo el ópalo celestial.
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Soledad de Víctor Català
Cuando vea un paraje en la montaña que desconozco, siénteme allí yo solico y contémplelo bien harto espacio; y en tanto lo contemplo, sienta un calor en la boca del estómago y pasito a pasito esa calor súbeme p'arriba como un humo, lléneme la testa y haceme rumiar y rumiar... Y, como si una voz la me fuera contando, viénenme al oído todas las cosas que haigan de tener acaecido en aquel paraje..
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