Un hombre para un destino de Vi Keeland
Aquello no encajaba con el carácter de Reed. Bueno, al menos con el que yo conocía; estaba claro que Reed Eastwood tenía dos caras, la que me mostraba a mí y al resto del mundo, y la que mantenía oculta. No era extraño que el hombre que había redactado la preciosa nota azul tuviera una lista de todas las cosas que le gustaría hacer, pero el Reed engreído y condescendiente que yo conocía no era así. Es cierto que había algunos momentos, instantes fugaces, en los que creía ver al otro Reed, pero nunca duraban mucho tiempo.
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