El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Y ella quería un verano. Un último verano para vivirlo también ella como un cáncer rabioso. Un verano para morir viviendo hasta el final.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Y ella quería un verano. Un último verano para vivirlo también ella como un cáncer rabioso. Un verano para morir viviendo hasta el final.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Sé que, si intentara olvidar las letras que forman su nombre, su olor y su color, mi vida parecería una chaqueta devorada por las polillas.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
«Solo piensas en la muerte cuando te mueres, Aleksy, solo cuando te mueres, y eso es una tontería, una inmensa tontería. Porque, en lugar de todos sus sueños, la muerte es lo más probable que va a sucederle a un individuo. De hecho, lo único que le va a suceder con toda certeza. Por eso, Aleksy, no hagas nunca las cosas a lo tonto pensando que tendrás tiempo de enderezarlas, porque no lo tendrás. El tiempo de después lo utilizarás para hacer más tonterías y para morir más deprisa»
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Así se encontró de repente en medio de una vida ajena que vivía como propia a falta de otra (...)
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Sentía lástima por mi madre porque ese día —cuando acabó haciendo pasta y hablando de los buenos tiempos, (...)— se había visto obligada a mentir.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Tal vez si hubiéramos vivido de otra manera. Si lo hubiéramos intentado y hubiéramos fingido más. Tal vez si lo hubiéramos sabido antes.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Incluso así, de todos los recuerdos-preciosos que llevo invariablemente conmigo a la espera de que un buen día —después de escapar de este borrador de vida que llevo ahora— se conviertan de nuevo en realidad, solo uno es el corazón. Solo uno tiene el poder de disolver lo negro, el moho y la desesperación. El girasol. |
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
En mi fuero interno estaba seguro de que, de una manera u otra, el final estaba cerca, porque tanta felicidad solo se les concede a los niños o a los moribundos.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Era, por fin, libre, pero mi futuro tenía algo de la solemnidad de un cementerio engalanado.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
"Los ojos de mi madre lloraban hacia dentro."
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
"Los ojos de mi madre eran campos de tallos rotos."
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
> Su sonrisa de tallos rotos. El verde de sus ojos Su blanco nimbo herido |
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Un cuerpo devorado por el cáncer y un cerebro enfermo. Ese verano nos destruímos más que nunca, y, sin embargo, nunca habíamos estado tan llenos de vida
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Solo piensas en la muerte cuando te mueres, Aleksy, solo cuando te mueres, y eso es una tontería, una inmensa tontería. Porque, en lugar de todos sus sueños, la muerte es lo más probable que va a sucederle a un individuo. De hecho, lo único que le va a suceder con toda certeza. Por eso, Aleksy, no hagas nunca las cosas a lo tonto pensando que tendrás tiempo de enderezarlas, porque no lo tendrás. El tiempo de después lo utilizarás para hacer más tonterías y para morir más deprisa.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Sin embargo, creo que fue de otro lugar nuestro verano. Tal vez de ese planeta nuevo del que hablaba mi madre, o tal vez de Wiosna.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Comprendí que se acercaba el final. Mi madre había comenzado en ese momento el viaje hacia el lugar en el que se encuentra ahora. Hacia su estrella en la Osa Menor, hacia su campo de girasoles suspendido en el cielo o tal vez hacia otro universo, donde existe tan solo un Mar Entero de Esmeralda, que de vez en cuando se desmigaja y llega a otros mundos en forma de ojos verdes.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Callábamos ambos casi gritando, y nuestro silencio era más pesado que cualquier ruido. Sabía que lo que sucediera más adelante ese día y ese verano sería para siempre.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Mi madre tenía unos ojos verdes tan bonitos que parecía un despropósito malgastarlos en un rostro fermentado como el suyo.
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El jardín de vidrio de Tatiana Tibuleac
Mi corazón está hecho añicos, mamá. Mi sangre es agua, papá. Huérfana una vez, huérfana toda la vida, eso es lo que no sabíais vosotros. |
Gregorio Samsa es un ...