Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
-¿Te parece raro? ¿Querer que alguien se preocupe por ti? -No es raro. Solo humano. |
Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
-¿Te parece raro? ¿Querer que alguien se preocupe por ti? -No es raro. Solo humano. |
Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
No sabes una mierda de mí, ¿de acuerdo? No sabes una mierda sobre lo que he vivido o las cosas por las que pasado o porqué elijo llevar hijab. Y no es tu lugar juzgarme a mí o cómo vivo mi vida. Tengo derecho a ser un maldito ser humano, ¿sabes?
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
-No vivo en un mundo cómodo y feliz -aseguró repentinamente, y al decirlo tenía los ojos animados e intensos-. Y si se supone que la vida que llevo tiene que ser un ejemplo de felicidad, entonces el mundo está peor de lo que creí. Porque no soy feliz y no quiero ser como mis padres. No quiero ser como todas las personas que conozco.
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
Quería catalogar el momento, captarlo con palabras e imágenes. Quería recordar ese instante; recordarlo a él. Jamás había querido recordar a nadie. |
Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
Hace años que intento educar a la gente, y es agotador. Estoy cansada de ser paciente con los racistas. Estoy cansada de intentar explicar por qué no merezco ser tratada como un trozo de mierda todo el tiempo. Estoy cansada de rogarle a todo el mundo que comprenda que la gente de color no es toda igual, que no todos creemos en las mismas cosas o sentimos lo mismo o experimentamos el mundo del mismo modo. -Sacudí la cabeza de forma enérgica-. Sencillamente... estoy harta de intentar explicarle al mundo por qué el racismo es malo, ¿vale? ¿Por qué debería ser esa mi responsabilidad?
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
Quizás podía intentar superar mi enfado, intentar ser más amable para variar, pero sabía que incluso la actitud más optimista no cambiaría la estructura del mundo en el que vivíamos.
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
Ya no confiaba en nadie. Había quedado tan sensible por la reiterada exposición a hechos crueles que ahora hasta una raspadura menor dejaba su huella.
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
Me pregunté por primera vez si quizá había manejado todo este asunto equivocadamente. Si tal vez me había permitido estar cegada por la ira hasta excluir todo lo demás. Si era posible que hubiera estado tan empeñada en no ser estereotipada que hubiera comenzado a estereotipar a todos los que me rodeaban.
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
Sé lo que es estar enfadado todo el tiempo, ¿de acuerdo? Lo sé. Toda la mierda con la que tienes que lidiar es difícil, lo entiendo. Pero... no puedes estar así. No puedes estar enfadada todo el tiempo. Créeme -dijo-. Yo lo intenté. Terminará destrozándote.
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
Las personas me tratan todo el día como si fuera una mierda, ¿y se supone que no puedo enfadarme por ello?
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
El colegio había dejado de importarme hacía algunos años, justo cuando había llegado a ser lo suficientemente mayor como para advertir que preocuparme por un colegio, sus profesores, sus estudiantes, sus muros y sus puertas y múltiples corredores casi siempre terminaba en un desgarro emocional.
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
Miró el trozo de papel. -Pero ten cuidado con eso -dije, haciendo un gesto hacia el papel-, porque si me envías demasiados mensajes, tendrás que casarte conmigo. Son las reglas de mi religión. Se puso blanco. |
Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
Levantar los muros que me mantenían a salvo de la angustia requería de una tremenda cantidad de energía y, al final de cada día, me sentía tan debilitada por el esfuerzo emocional que me temblaba todo el cuerpo.
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
La música hacía que mi día fuera mucho más llevadero. Caminar por los corredores del colegio se volvía más fácil; sentarme sola todo el tiempo resultaba menos duro.
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
Quería que hubiera otro motivo por el cual dos desconocidos me habían seguido a casa y me habían arrancado el velo de la cabeza para intentar estrangularme con él. No entendía por qué alguien podía estar tan violentamente enojado conmigo por algo que no había hecho, al punto de considerar que tenían motivos para agredirme a plena luz del día mientras caminaba por la calle.
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
El objetivo de mi existencia no es fascinar a desconocidos. Solo intento vivir. Solo quiero que las personas sean normales cuando están conmigo.
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
No creía que fuera posible ocultar la belleza de una mujer. Las mujeres me parecían preciosas , independiente de lo que llevaran puesto, y no creía que tuvieran que darle explicaciones a nadie sobre lo que elegían ponerse. Cada mujer se sentía cómoda con una prenda diferente.
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Destrózame de Tahereh Mafi
La luna es una compañera fiel. Nunca se va. Siempre está ahí, observando, inalterable; nos conoce en nuestros momentos de luz y oscuridad, cambia para siempre igual que nosotros. Cada día ofrece una versión distinta de sí misma. A veces es débil y pálida, a veces llena y radiante. La luna entiende qué significa ser humano. Incierta. Sola. Llena de cráteres debido a sus imperfecciones.
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Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
Ocean had given me hope. He'd made me believe in people again. His sincerity had rubbed me raw, had peeled back the stubborn layers of anger I'd lived in for so long. He made me want to give the world a second chance. |
¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?