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Luisito de Susanna Tamaro
Era verdaderamente extraña la memoria, a veces parecía comportarse como un prestidigitador, sacudía el sombrero de copa y hacía salir instantáneas que se creían olvidadas para siempre.
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Calificación promedio: 5 (sobre 56 calificaciones)
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Luisito de Susanna Tamaro
Era verdaderamente extraña la memoria, a veces parecía comportarse como un prestidigitador, sacudía el sombrero de copa y hacía salir instantáneas que se creían olvidadas para siempre.
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Una gran historia de amor de Susanna Tamaro
¿Puede haber mayor verdad? Entre lo que la mente sabe y lo que el corazón no logra aceptar, se abre un abimo imposible de rellenar.
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Donde el corazón te lleve de Susanna Tamaro
Cada vez que te sientas extraviada, confusa, piensa en los arboles, recuerda su manera de crecer. Recuerda que un árbol de gran copa y pocas raíces es derribado por la primera ráfaga de viento, en tanto que un árbol con muchas raíces y poca copa a duras penas deja circular su savia. Raíces y copa han de tener la misma medida, has de estar en las cosas y sobre ellas: solo así podrás ofrecer sombra y reposo, solo así al llegar la estación apropiada podrás cubrirte de flores y de frutos. Y luego cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cual recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aún. Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve. |
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Donde el corazón te lleve de Susanna Tamaro
Cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad que respiraste el día que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aún. Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve.
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Anima mundi de Susanna Tamaro
Había un enemigo dentro de mí y no lograba ver su rostro, aunque no conocía su nombre había abdicado frente a su voluntad, cada día él me decía "haz esto, haz aquello" y yo obedecía. Cada una de sus órdenes apuntaba hacia una sola cosa, mi destrucción.
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Anima mundi de Susanna Tamaro
En el fondo, decía para mis adentros, crear al hombre no había sido una buena idea. Tenerlo ahí merodeando por la Tierra equivalía a incubar en el pecho una víbora. Desde que el mundo existía, los animales hacían siempre las mismas cosas: nacían, se emparejaban, atendían a sus cachorros, alimentaban a las hienas, a los cuervos, a los saprófitos, a la tierra y a las flores que crecían sobre esta. Jamás había habido un oso o un león que planificase la destrucción. El hombre, en cambio, lo ha hecho desde el primer momento, o casi.
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Una gran historia de amor de Susanna Tamaro
Las huellas de tus pasiones siguen por doquier, paquetes de té de los que habrá por lo menos diez. Cojo al azar uno que es muy oscuro y tiene un sabor ahumado. Tenías la costumbre de dejar preparada por la noche la mesa para el desayuno del día siguiente. -- ¿Y eso para qué? - te pregunté poco después de mudarnos a la isla - Total, si apenas desayunamos un café y un té. -- Porque es un ejercicio de esperanza. -- ¿Qué tiene que ver la esperanza con las galletas y la mermelada? -- Tiene que ver con el día y la noche. Ante la oscuridad estamos desamparados, carecemos de certezas. Lo único que podemos hacer es esperar arribar de nuevo a la luz del día. Prepararse para la mañana siguiente significa invitarla a volver. Aquella observación tuya me impactó. Nunca había pensado en la noche como en un momento de extravío. Sabía utilizar un sextante, sabía leer las estrellas como si fueran un abecedario, era cierto que a veces había nubes, pero también estaba el viento que tarde o temprano las disipaba y las hacía desaparecer. Nunca había pensado en la oscuridad como en una entidad capaz de devorarnos. + Leer más |
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Una gran historia de amor de Susanna Tamaro
¿De cuántas maneras distintas sopla el viento? ¿Cuánto silencio puede haber en una casa donde los únicos pasos que resuenan son los propios? Cuando estás navegando y el viento azota la embarcación, te envuelve de continuo con su ulular que solo varía en intensidad y aparte de tu voz únicamente hoy es el tintineo de todo lo que se mueve. Si en cambio es un viento fuerte el que se abate sobre la casa son las habitaciones las que hablan, el golpeteo de un postigo, el crujido de los marcos, ruidos de una vida que surgen donde menos te lo esperas y te bailan alrededor con la lealtad obsesiva de la memoria. ¿Qué es ese zumbido? ¿Será posible que se trate de la nevera? ¿Y esa especie de lamento siniestro? ¿Será de los goznes de la puerta del desván que llevas tanto tiempo sin engrasar? ¿O el canto monótono de un pájaro nocturno? Quizá el rechinar de los tablones del cuarto de al lado. Abres la puerta con mala cara y gritas ¿Quién es? Pero una vez más el único que te responde es el viento. ¿Los muertos habitan las casas o es solo nuestro miedo a habitarlas?
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Donde el corazón te lleve de Susanna Tamaro
Es durante la adolescencia cuando empieza a formarse alrededor de nuestro cuerpo una coraza invisible. Se forma durante la adolescencia y sigue aumentado a lo largo de toda esa edad adulta. El proceso de crecimiento se parece un poco al de las perlas: cuanto más grande y profunda es la herida, más fuerte es la coraza que se le desarrolla alrededor
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Donde el corazón te lleve de Susanna Tamaro
"En la vida de cada hombre------decía---- sólo existe una mujer con la cual puede conseguir una unión perfecta, y en la vida de cada mujer sólo hay un hombre con el que ella puede ser completa". Pero el encuentro era un destino de pocos poquísimos. Todos los demás se veían obligados a vivir en un estado de insatisfacción, de perpetua nostalgia.
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El retrato de Dorian Gray