No está el horno para cruasanes de
Shirin Klaus
—¿Qué podrías enseñarme?
—¿Qué has hecho hasta ahora? —respondió ella con otra pregunta.
—Pues... no sé... muchas posturas: el misionero, el perrito, la cuchara y el tenedor, la carretilla, el sesenta y nueve... aunque supongo que ése lo haré mucho mejor ahora, la postura de se ha caído la pastilla de jabón, el rompecojines, el dragón...
—¿Pero qué Kamasutra tienes tú, por Dios? ¿De dónde se supone que has sacado esos nombres? ¿Te los inventas tú?
—Qué va. ¿Es que no te suena la carretilla? ¿Ni la cuchara?
—Con la que me has matado ha sido con la postura de «se ha caído la pastilla de jabón». Eso qué es, ¿sexo carcelario?