No está el horno para cruasanes de Shirin Klaus
«¿De verdad quieres abrirle?», se preguntó a sí mismo. «Claro.» «¿Y qué pasa si viene sólo a por sexo?» «Que sexo tendrá.» «Pero tú quieres más.» «Y también quiero sexo. Soy un tío.» «Pero tú quieres más», insistió la voz en su cerebro. «Claro que quiero más. Lo quiero todo. Incluso las migajas que me da.» |