Lapvona de Ottessa Moshfegh
Solo los malos se quedan atrapados en sus cadáveres. Esa es su penitencia eterna: los que van al infierno se pudren; los que van al cielo desaparecen. No queda ni rastro de la carne. Se bueno y no dejarás nada tras de ti. Se malo y vivirás para siempre en tu cuerpo, pudriendote en la tierra.
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