Mi nombre era Eileen de Ottessa Moshfegh
Y a no ser que hayáis crecido en Nueva Inglaterra, no habéis conocido la peculiar calma de una población costera cubierta de nieve por la noche. No es como en otros lugares. En el ocaso, la luz hace algo extraño. No da la impresión de menguar, sino de retroceder hacia el océano. Es como si alguien se la llevara.
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