Querido Miguel de Natalia Ginzburg
Te deseo lo mejor, y espero que seas feliz, en caso de que la felicidad exista. Yo no creo que exista, pero hay otros que sí lo creen, y no sé por qué no van a tener razón los otros.
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Querido Miguel de Natalia Ginzburg
Te deseo lo mejor, y espero que seas feliz, en caso de que la felicidad exista. Yo no creo que exista, pero hay otros que sí lo creen, y no sé por qué no van a tener razón los otros.
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Querido Miguel de Natalia Ginzburg
No es que yo me piense casar con él por el dinero, me caso con él por amor, pero me encanta que tenga tanto dinero.
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Querido Miguel de Natalia Ginzburg
¿Por qué, Dios mío, seguirán naciendo tantos niños, si la gente está harta y ya no los puede aguantar? Están demasiado vistos, los niños.
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Léxico familiar de Natalia Ginzburg
Esas frases son nuestro latín, el vocabulario de nuestros días pasados, son como jeroglíficos de los egipcios o de los asirio-babilonios: el testimonio de un núcleo vital que ya no existe, pero que sobrevive en sus textos, salvados de la furia de las aguas, de la corrosión del tiempo.
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Léxico familiar de Natalia Ginzburg
Somos cinco hermanos. Vivimos en distintas ciudades y algunos en el extranjero, pero no solemos escribirnos. Cuando nos vemos, podemos estar indiferentes o distraídos los unos de los otros, pero basta que uno de nosotros diga una palabra, una frase, una de aquellas antiguas frases que hemos oido y repetido infinidad de veces en nuestra infancia, (...) para volver a recuperar de pronto nuestra antigua relación y nuestra infancia y juventud, unidas indísolublemente a aquellas frases, a aquellas palabras
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Y eso fue lo que pasó de Natalia Ginzburg
La vida comienza cuando todavía somos demasiado jóvenes para comprenderla.
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Y eso fue lo que pasó de Natalia Ginzburg
No es mi marido. Un marido es es una persona de la que una sabe siempre donde está
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Antón Chéjov de Natalia Ginzburg
Su débil cuerpo humano había perdido el equilibrio y ya no podía servir de envoltorio a un genio.
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Y eso fue lo que pasó de Natalia Ginzburg
Me había equivocado en todo, pero todavía se podía remediar. Si hacía un esfuerzo me podía convertir en otra mujer.
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Las pequeñas virtudes de Natalia Ginzburg
Sé que escribir es mi oficio. Cuando me pongo a escribir me siento extraordinariamente a gusto y me muevo en un elemento que me parece conocer extraordinariamente bien: utilizo instrumentos que me son conocidos y familiares y los siento bien firmes en mis manos. (...) Es un oficio bastante difícil, ya lo veis, pero es el más bonito que existe en el mundo. Los días y las cosas de nuestra vida, los días y las cosas de la vida de los demás a que nosotros asistimos, lecturas, imágenes, pensamientos y conversaciones: se alimenta de todo esto y crece en nuestro interior. Es un oficio que se nutre también de cosas horribles, come lo mejor y lo peor de nuestra vida, a su sangre afluyen lo mismo nuestros sentimientos buenos que los malos. Se nutre de nosotros y crece en nosotros. |
Las pequeñas virtudes de Natalia Ginzburg
Lo que debemos realmente apreciar en la educación es que a nuestros hijos no les falte nunca el amor a la vida.
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Las pequeñas virtudes de Natalia Ginzburg
Somos ya tan adultos, que nuestros hijos adolescentes empiezan a mirarnos con ojos de piedra; sufrimos por ello, aun sabiendo perfectamente lo que es esa mirada, aun recordando perfectamente que nosotros hemos tenido una mirada idéntica.
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Las pequeñas virtudes de Natalia Ginzburg
Las relaciones humanas deben descubrirse y reinventarse todos lo días
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Y eso fue lo que pasó de Natalia Ginzburg
La vida comienza cuando todavía somos demasiado jóvenes para comprenderla.
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Me casé por alegría de Natalia Ginzburg
MADRE DE PIETRO: Usted no es creyente, ¿no es así, señorita? GIULIANA Según el día. Depende del día. |
Me casé por alegría de Natalia Ginzburg
GIULIANA No me llevaban de vacaciones. MADRE DE PIETRO Ah, ¿no la llevaban? GIULIANA No, mi madre tenía cosas más importantes en la cabeza. |
Me casé por alegría de Natalia Ginzburg
MADRE DE PIETRO: Hay algunos problemas de corazón que no se pueden ver con el electrocardiograma.
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Me casé por alegría de Natalia Ginzburg
GIULIANA ¡Hay que ver cómo hablamos tú y yo sin ton ni son! ¡El uno peras traigo y el otro manzanas llevo! PIETRO Peras no, hojas… GIULIANA No importa, ni siquiera conseguimos construir un discurso coherente. Nos conocemos tan poco, en realidad… Deberíamos intentar entender cómo somos, si no ¿qué es el matrimonio? ¡Nos hemos casado enseguida! ¿Qué prisa teníamos? |
Me casé por alegría de Natalia Ginzburg
Había aprendido a pensar. Me había convertido en una persona diferente.
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Las pequeñas virtudes de Natalia Ginzburg
Se verifica, pues este extraño hecho: que los hombres se encuentren estrechamente ligados cada uno al destino del otro, de modo que la caída de uno solo arrastra a otros miles de seres
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Cual es el nombre completo de Dumbeldore?