La isla más remota del mundo de Myriam Imedio
Cuando no puedes arreglar una situación, nacen la vulnerabilidad, la confusión y el estrés.
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La isla más remota del mundo de Myriam Imedio
Cuando no puedes arreglar una situación, nacen la vulnerabilidad, la confusión y el estrés.
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La isla más remota del mundo de Myriam Imedio
Hay personas que llegan para quedarse y no importa lo lejos que estén. No importa la distancia, los meses mudos, la falta de abrazos. Si residen dentro de ti, te acompañan siempre.
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La isla más remota del mundo de Myriam Imedio
Nada vuelve más loca a una persona que las sospechas y las preguntas huérfanas de respuestas. Ansiamos saber, aunque lo neguemos y creamos que somos más felices en la ignorancia.
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La isla más remota del mundo de Myriam Imedio
El pasado nos marca la dirección al presente y al futuro.
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La isla más remota del mundo de Myriam Imedio
Empezar una búsqueda sin saber lo que se quiere encontrar parece una locura, pero se llama pensamiento lateral.
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La isla más remota del mundo de Myriam Imedio
No hay nada más jodido que el miedo. Cuando se instala en tu cabeza y se apropia de las habitaciones, de las llaves, de las ventanas...se convierte en un okupa difícil de desalojar.
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La isla más remota del mundo de Myriam Imedio
Solo un herido de guerra entiende a otro mutilado en la batalla.
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La esperada lluvia de Myriam Imedio
Hay personas que no saben llorar, que esconden mares con nombre en su interior, son personas que se ahogan en su propia lluvia.
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La esperada lluvia de Myriam Imedio
Me enseñó que nada cae en saco roto. Lo que no sucede, tampoco. Y me enseñó que no me gustan las personas que no saben lo que tienen hasta que lo pierden. Ni las personas que esconden tan bien sus sentimientos que luego no los encuentran. Ni las que mandan flores en el tiempo de descuento cuando han tenido el partido entero para hacerlo.
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La isla más remota del mundo de Myriam Imedio
Uno de los mejores libros que he leído, un libro que te engancha desde la primera página y que no puedes dejar de leer. Deseando que la autora retome a la protagonista Lis en una nueva aventura. |
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El Séptimo punto de Selleck de Myriam Imedio
La muerte no entiende de edades, de injusticias ni sueños por cumplir. La muerte no entiende el peso del dolor que deja cuando aparece de repente y se va arrasándolo todo.
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El Séptimo punto de Selleck de Myriam Imedio
Cada ser vivo se nutre de unas necesidades distintas y en ocasiones incomprensibles —dijo Agnes con serenidad e hizo una pausa—. Es normal que tenga miedo, yo también lo tuve. El miedo es una emoción natural, un invitado al que no llamamos y que se cuela entre la multitud con disimulo. Pero, aunque no lo crea, es indispensable. Le servirá de mucho si lo sabe utilizar.
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El Séptimo punto de Selleck de Myriam Imedio
—Tienes que hacer como los jureles. —¿Y esos quiénes son? —Son peces que cuando se ven amenazados por otras especies se aglutinan y se mueven en el agua como una piña fuerte e inaccesible. Miles de peces juntos, protegiéndose unos a otros contra los depredadores. Sienten la amenaza y buscan el refugio entre ellos. Pide ayuda como un jurel. Si te aíslas te acabarán mordiendo las nostalgias y la mordedura deja cicatriz. |
El Séptimo punto de Selleck de Myriam Imedio
A veces los meses transcurrían sin recibir noticias y el silencio se imponía a las palabras, pero no al olvido.
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El Séptimo punto de Selleck de Myriam Imedio
Pensé que estaba soñando. Y atenta, porque me dijo: «Amarte es tan sencillo como respirar». ¿De dónde habrá sacado esa cursilería?
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El Séptimo punto de Selleck de Myriam Imedio
Las personas actúan como hilo conductor de sentimientos.
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La esperada lluvia de Myriam Imedio
Igual soy una antigua. Los libros en papel me inspiran paz, me hacen ser consciente de mi respiración. Si hay libros hay vida y música, y esperanza de la que te hace sonreír.
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La esperada lluvia de Myriam Imedio
Hay personas que no saben llorar, esconden mares con nombre en su interior, son personas que se ahogan en su propia lluvia.
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La esperada lluvia de Myriam Imedio
Cuando has pasado por el trago de despedirte muchas veces, ocurre algo que nadie puede enseñarte. Aprendes que ha miradas que te cierran los ojos, que hacen ruido y que dicen adiós. Y sin más, sucede, te conviertes en una experta en últimas miradas. De las que no se olvidan. Miradas con eco, eternas las llamo yo.
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"El segundo sexo" de Simone de Beauvoir es ...