Tras “Y me llamé justicia”, me ha resultado un placer volver a leer a Miriam. Me gusta especialmente su estilo directo, al grano, sin florituras ni adornos innecesarios, ¡natural como la vida misma! En este libro descubrimos varios registros de la autora, pues encontramos historias en las que se nos muestran situaciones habituales, historias de gente de a pie, de carne y hueso, y otras en las que recurre al simbolismo y la magia para expresar sus ideas y sus sentimientos. Además la lectura se complementa con algunos dibujos (me atrevería a decir que hechos por ella misma) y frases entre historias que ayudan a situarse en el siguiente relato y que, en palabras de la propia autora, “si bien en un principio parece que no tienen nada que ver con el relato que le sigue, sí comparten un mismo trasfondo “. Así como en la novela que menciono anteriormente se nos introducía en el mundo de Sara y su particular forma de hacer justicia, en estos relatos he visto a Miriam como protagonista y he podido vislumbrar parte de su alma, su forma de pensar, sus inclinaciones, sus valores y principios, su forma de vivir y afrontar la vida, su amor por la naturaleza y los animales, y la importancia que tienen para ella los lazos familiares y de amistad. + Leer más |