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El ruletista de Mircea Cartarescu
A veces me colma de felicidad la idea de que tal vez Dios no exista.
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El ruletista de Mircea Cartarescu
De pronto, la silueta del mendigo con el revólver en la sien se descompuso en unas cuantas manchas fosforescentes amarillentas y verdosas. |
El ruletista de Mircea Cartarescu
Tenía los bolsillos de la chaqueta rotos y se sujetaba los pantalones con cuerda de embalar. |
El ruletista de Mircea Cartarescu
Así pues, querido nadie, el Ruletista existió. También la ruleta existió. No has oído hablar de ella pero, dime, ¿qué has oído sobre Agartha? |
El ruletista de Mircea Cartarescu
Cuando yo haya muerto, mi cripta, mi guarida, seguirá flotando en esa niebla negra y sólida, y llevará estas hojas a ninguna parte para que nadie las lea. Pero en ellas está, al fin y al cabo, todo.
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El ruletista de Mircea Cartarescu
Desde hace unos cuantos años, duermo mal y sueño con un viejo que enloquece por culpa de la soledad. Únicamente el sueño me refleja de forma realista. Me despierto llorando de soledad, incluso aunque de día me sienta acompañado por aquellos de mis amigos que aún viven.
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El ruletista de Mircea Cartarescu
Así cierro yo también mi cruz y mi mortaja de palabras, bajo las que esperaré hasta mi resurrección, como Lázaro, cuando oiga tu voz clara y poderosa, lector.
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El ruletista de Mircea Cartarescu
Pero hay un lugar en el mundo donde lo imposible es posible, se trata de la ficción, es decir, la literatura. Allí las leyes del cálculo de probabilidades pueden ser infringidas, allí puede aparecer un hombre más poderoso que el azar.
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Solenoide de Mircea Cartarescu
Tal vez el latido de nuestro corazón no sea sino el metrónomo que mide el tiempo que nos conceden para encontrar la respuesta. Tal vez estemos perdidos si llegamos al último latido y no hemos comprendido nada del inmenso puzle en el que consiste nuestra vida. Tal vez, si descubriéramos la solución y diéramos con la respuesta, nos liberarían de la celda de la gran penitenciaría en que habitamos, o tal vez ascendiéramos un nivel hacia la liberación.
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Solenoide de Mircea Cartarescu
Esta es la historia del género humano: mujeres saliendo de mujeres saliendo de mujeres saliendo de mujeres, en una cadena de explosiones de vida y belleza, pero también de crueldad sin límites. Es una serie ininterrumpida de diosas de dos rostros, uno de niña que mira al futuro, y otro de vieja, una máscara trágica, ensangrentada por la ruptura del nacimiento, que intenta adivinar en las manchas de nuestro aleatorio pasado.
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Solenoide de Mircea Cartarescu
Así siento que es mi vida, así siento que he sido siempre: el mundo unánime, tierno y tangible por una cara de la moneda, y el mundo secreto, íntimo, fantasmagórico, el mundo de ensueño de mi mente por la otra.
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Solenoide de Mircea Cartarescu
Muchas veces, al contemplarlas cuando juegan juntas, horas y horas, sin saciarse jamás una de la otra, cuando ríen juntando las caras, o cuando bañamos a Irina en la bañerita de plástico rosa y le salpicamos el pecho con agua tibia, o cuando la ponemos en pie sujetándola de las manitas y vemos cómo camina de puntillas, con la gracia de un tallo traslúcido, he deseado que el tiempo se detenga ahí, en una perla de esplendor supremo, que no exista el futuro, ni la historia, ni la ilusión, ni la vida, ni la muerte. He creído en bastantes ocasiones, en esos momentos que nunca pensé que llegaría a vivir, que he conseguido escapar, que vuelo de repente en todas las dimensiones en una repentina liberación de mí mismo.
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Solenoide de Mircea Cartarescu
Nací en una realidad putrefacta en la que había unos agujeros en el tejido por los que podías meter el dedo, y mi búsqueda es precisamente la de esas rupturas y desgarrones del relato.
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Solenoide de Mircea Cartarescu
No era bello, era la belleza. Pero esa belleza que quema y atormenta como las llamas del infierno.
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El ruletista de Mircea Cartarescu
A pesar del hecho de que era imposible que él existiera, lo cierto es que ha existido. Pero hay un lugar en el mundo donde lo imposible es posible, se trata de la ficción, es decir, la literatura. Allí las leyes del cálculo de probabilidades pueden ser infringidas, allí puede aparecer un hombre más poderoso que el azar. El Ruletista no podía vivir en el mundo, lo cual es en cierto modo una forma de decir que el mundo en el que él vivía era ficticio, que era literatura. No tengo ninguna duda, el Ruletista es un personaje. Pero entonces yo también soy un personaje y aquí no puedo evitar mostrarme exultante de alegría. Porque los personajes no mueren jamás, viven siempre que su mundo es «leído».
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El ruletista de Mircea Cartarescu
Querrías sacudir el corazón del lector pero, ¿qué hace él? A las tres termina tu libro y a las cuatro empieza con otro, por muy bueno que sea el libro que tú hayas depositado en sus manos. Sin embargo, estas diez o quince páginas son otra cosa, se trata de un juego diferente. Mi lector de ahora no es otro que la muerte. Veo ya sus ojos negros, húmedos, atentos como los ojos de una adolescente, leer mientras completo una línea tras otra. Estas hojas contienen mi proyecto de inmortalidad.
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El ruletista de Mircea Cartarescu
Permanezco aquí, en mi sillón, aterrorizado por la idea de que ahí fuera ya no exista nada más que una noche sólida como un infinito témpano de brea, una niebla negra que ha engullido lentamente, a medida que he ido envejeciendo, las ciudades, las casas, las calles, los rostros. Parece que el único sol del universo es la bombilla de la lámpara y lo único que ilumina es el rostro de un anciano, arrugado como un higo.
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Solenoide de Mircea Cartarescu
Envejecemos, esperamos tranquilos en la fila de los condenados a muerte. Somos ejecutados uno tras otro en el más atroz de los campos de concentración. Primero nos despojan de la belleza, de la juventud y de la esperanza. Nos envuelven en los ropajes de penitentes de las enfermedades, del cansancio y de la putrefacción. Se mueren nuestros abuelos, son ejecutados ante nosotros nuestros padres y de repente el tiempo se acorta, ves aparecer bruscamente ante tus ojos el filo de la guadaña. Y solo entonces se presenta ante tus ojos la revelación de que vives en un matadero, de que las generaciones son masacradas y engullidas por la tierra, de que millones son empujados al tragadero del infierno, de que nadie, absolutamente nadie se libra Capítulo 13 |
¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?