El guardián de la marea de Mayte Uceda
—Cualquier cosa que hayas decidido hacer, hazla con todas tus fuerzas. Ahí radica la inteligencia, amiga mía. Y eso se te da bien. Lo he visto con mis propios ojos.
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El guardián de la marea de Mayte Uceda
—Cualquier cosa que hayas decidido hacer, hazla con todas tus fuerzas. Ahí radica la inteligencia, amiga mía. Y eso se te da bien. Lo he visto con mis propios ojos.
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El guardián de la marea de Mayte Uceda
—Quítale un pedazo de pan a un hombre rico y te dejará ir. Quítale un pedazo de pan a un hombre hambriento e intentará matarte.
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El guardián de la marea de Mayte Uceda
La certeza de que no volvería a ser el mismo le mortificaba, porque había aprendido que convivir con la muerte cambiaba a las personas. Llevaba tanto tiempo en el mar que, en ocasiones, sus recuerdos desaparecían, y con ellos la ligazón orgánica de pertenecer a un mundo sin guerra.
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El maestro de azúcar de Mayte Uceda
El final nace el mismo día que el principio. Ambos quedan sellados por los caprichos del destino. Son dos amantes que pasan la vida deseando encontrarse. Solo cuando llega ese último latido del corazón, el mundo recupera el equilibrio. Y en eso también hay belleza.
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El maestro de azúcar de Mayte Uceda
Ningún niño debería crecer sin el amor de su madre. Sin madre, el hambre deja un agujero más hondo en el estómago, las heridas duelen más, las pesadillas son más aterradoras y el sentimiento de soledad jamás se va del todo. Los niños sin madre viven y mueren buscando ese tipo de amor inconmensurable, pero nunca lo encuentran.
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El maestro de azúcar de Mayte Uceda
Las personas debemos buscar la verdad por encima de la ideología. Porque la verdad permanece siempre intacta, mientras que la ideología se transforma constantemente.
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El maestro de azúcar de Mayte Uceda
Unidos toda la vida por el amor. Eternamente vinculados por la muerte.
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El guardián de la marea de Mayte Uceda
Coraje, criatura. Y dignidad. No dejes que te arrinconen ni que te desprecien. A las mujeres nos toca luchar por cosas que los hombres nunca se encontrarán en el camino. Por eso nosotras somos más fuertes.
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El guardián de la marea de Mayte Uceda
—Mi padre dijo una vez que no es bueno quitar honra a enemigo vencido, porque la honra es lo único que le queda. Si humillas a persona o pueblo derrotado, el daño regresa como venganza.
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El guardián de la marea de Mayte Uceda
—Se quedó en silencio unos segundos y después añadió—: Los niños de mi país... Sus ojos estaban fríos como hielo... Esos niños sobreviven de igual forma que los perros. Llenan sus pequeños corazones de rencor. Pronto serán hombres y mujeres... ¿Qué valor tendrá para ellos su propia vida o la vida de los demás? Los aliados ganaron guerra, es cierto, pero no ganaron paz.
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El maestro de azúcar de Mayte Uceda
Necesitaba el alivio instantáneo que solo podía ofrecerle la muerte.
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¿En qué año se publicó?