No te pierdo de vista de Mari Jungstedt
Algunas cosas permanecían siempre, siempre pervivirían, con independencia de que él estuviera o no en el mundo. Pero, para él, la vida se esfumaba implacable. Soltó un hondo suspiro y se sintió un tanto melancólico. Era el momento de aprovechar el tiempo que le quedaba. |