Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar
El verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez nos miramos con una mirada inteligente, mis primeras patrias fueron los libros.
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Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar
El verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez nos miramos con una mirada inteligente, mis primeras patrias fueron los libros.
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Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar
La palabra escrita me enseñó a escuchar la voz humana, un poco como las grandes actitudes inmóviles de las estatuas me enseñaron a apreciar los gestos. En cambio, y posteriormente, la vida me aclaró los libros.
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Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar
Los poetas nos transportan a un mundo más vasto o más hermoso, más ardiente o más dulce que el que nos ha sido dado, diferente a él y casi inhabitable en la práctica. Los filósofos hacen sufrir a la realidad casi las mismas transformaciones que el fuego o el mortero hacen sufrir a los cuerpos; en esos cristales o en esas cenizas nada parece subsistir de un ser o de un hecho tales como los conocimos. Los historiadores nos proponen sistemas demasiado completos del pasado, series de causas y efectos harto exactas y claras como para que hayan sido alguna vez verdaderas. Mucho me costaría vivir en un mundo sin libros, pero la realidad no está en ellos, puesto que no cabe entera.
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Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar
Casi todo lo que sabemos del prójimo es de segunda mano.
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Fuegos de Marguerite Yourcenar
Ya había pasado el tiempo de las ternuras heroicas en que el adversario era el reverso sombrío del amigo.
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Fuegos de Marguerite Yourcenar
El destino no es más que un molde hueco donde derramamos nuestra alma, y que la vida y la muerte nos acepta como escultores.
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Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar
El verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez nos miramos con una mirada inteligente; mis primeras patrias fueron los libros.
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El tiempo, gran escultor de Marguerite Yourcenar
Las vidas pueden ser bellas por diferentes razones, por su abandono o por su firmeza. Hay vidas melódicas, igual que hay vidas esculturales. Únicamente la música, como alguna de las fugas de Bach o de las sonatas de Mozart, me parece capaz de expresar tanto fervor, sosiego y facilidad.
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Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar
"las intrigas se habían anudado en torno a su juvenil cabeza, con innobles esfuerzos por ganar su influencia o sustituirla por otra"
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Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar
Si ese hombre no hubiera mantenido la paz del mundo y no hubiera renovado la economía del imperio, sus venturas y desventuras personales interesarían menos.
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Opus nigrum de Marguerite Yourcenar
—”Hermano Zenón —dijo el capitán—, os encuentro flaco, extenuado, de mal humor y ataviado con un blusón que ni mi criado lo querría ponerse. ¿Vale la pena afanarse durante veinte años para llegar a la duda, que crece por sí misma en todas las cabezas inteligente? —Sin discusión —contestó Zenón—. Vuestras dudas y vuestra fe son como pompas de jabón en la superficie, pero la verdad que se deposita en nosotros como la sal en la retorta, cuando hacemos una destilación arriesgada, se halla de este lado de la explicación y de la forma, demasiado caliente o demasiado fría para la boca humana, demasiado sutil para la letra escrita y más valiosa que ella. |
Opus nigrum de Marguerite Yourcenar
No se es libre mientras se desea, se quiere, se teme. Tal vez no sea uno libre mientras vive.
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Opus nigrum de Marguerite Yourcenar
La peste, procedente de Oriente, entró en Alemania por Bohemia. Viajaba sin apresurarse, al toque de las campanas, como una emperatriz. Inclinada sobre el vaso del bebedor, apagando la vela del sabio sentado entre sus libros, ayudando a misa junto al sacerdote, escondida como una pulga en la camisa de las mujeres de vida alegre, la peste aportaba a la vida de todos un elemento de insólita igualdad, un áspero y peligroso fermento de aventura. |
Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar
Allí donde un sastre remendaría su tela, donde un calculista hábil corregiría sus errores, donde el artista retocaría su obra maestra todavía imperfecta, la naturaleza prefiere volver a empezar desde la arcilla, desde el caos, y ese derroche es lo que llamamos el orden de las cosas.
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Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar
Tratemos de entrar en la muerte con los ojos abiertos...
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Alexis o el tratado del inútil combate de Marguerite Yourcenar
Qué difícil es, aunque se tomen muchas precauciones, no hacer sufrir…
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Alexis o el tratado del inútil combate de Marguerite Yourcenar
Estamos atados por tantas ligaduras al lugar en que hemos vivido que nos parece que al alejarnos será también más fácil alejarnos de nosotros mismos
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Alexis o el tratado del inútil combate de Marguerite Yourcenar
Mi forma de concebir la muerte apenas difería de lo que yo imaginaba sobre el amor: la veía como un desfallecimiento, una derrota que sería muy dulce. Desde aquel día, toda mi existencia oscila entre esas dos obsesiones: una me cura de la otra, pero no hay ningún razonamiento capaz de curarme de las dos a la vez
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Alexis o el tratado del inútil combate de Marguerite Yourcenar
Ignoraba que el asco es una de las formas de la obsesión y que, si deseamos algo, es más fácil pensar en ello con horror que no pensar.
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Alexis o el tratado del inútil combate de Marguerite Yourcenar
Si es difícil vivir, es aún mucho más penoso explicar nuestra vida
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Gregorio Samsa es un ...