Ley de lobos de Leigh Bardugo
-No construiré algo que sea capaz de destruir ciudades enteras. -¿Y si es la amenaza que necesitamos? -Si lo construimos - dijo David -, no seremos los únicos. Es lo que pasa siempre. |
Ley de lobos de Leigh Bardugo
-No construiré algo que sea capaz de destruir ciudades enteras. -¿Y si es la amenaza que necesitamos? -Si lo construimos - dijo David -, no seremos los únicos. Es lo que pasa siempre. |
Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
Pero la chica había pasado largos años siendo invisible. Ya había llevado la vida de un fantasma, oculta del mundo y de ella misma. Conocía mejor que nadie el poder de las cosas que llevaban mucho tiempo enterradas.
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Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
Cuando nuestros dedos se encontraron, oí un sollozo y me di cuenta de que estaba llorando. Lloraba de alivio porque no tendría que vivir con la carga de su muerte. Pero, en mi gratitud, sentí una reluciente espina de resentimiento. Lloraba de rabia porque tendría que vivir.
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Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
—Te he querido toda mi vida —susurré entre las lágrimas—. Nuestra historia no tiene fin. Retrocedí, memorizando cada facción de su rostro. Después me giré y avancé por el pasillo con paso seguro. Mal tendría una vida. Encontraría su propósito. Yo tenía que buscar el mío. |
Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
Posé la mano en su mejilla, esperando que todavía hubiera suficiente entre nosotros para que lo entendiera.
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Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
(…) y sentía que la esquirla de mi corazón se removía. Sabía lo que dejaría atrás cuando desapareciera el dolor: la soledad, la nada, una profunda fisura que no se arreglaría, el borde desesperado del abismo (…)
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Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
No sabía qué decirle a Mal. Nunca lo sabía esos días. Pero tal vez pudiera comenzar con la verdad: que estaba perdida y confundida, y tal vez volviéndome loca, que a veces me asustaba a mí misma, y que lo echaba tanto de menos que era como un dolor físico. Necesitaba al menos tratar de curar el desgarramiento entre nosotros antes de que fuera completamente imposible repararlo.
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Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
O tal vez me sentía tan desesperada por conectar con alguien que me conformaría con un beso falso de un príncipe poco fiable.
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Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
— ¿Así que te caigo bien? Puse los ojos en blanco. —Sí, cuando no quiero apuñalarte. —Es un comienzo. —No, no lo es. Se giró hacia mí. En la penumbra, sus ojos color avellana parecían trocitos de ámbar. |
Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
—Quiero besarte —repitió—. Pero no lo haré. No hasta que pienses en mí en lugar de en tratar de olvidarlo. Me eché hacia atrás y me puse en pie incómodamente, sintiéndome ruborizada y avergonzada. —Alina… —Al menos ahora sé que no siempre dices lo correcto —murmuré. |
Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
—Quiero besarte —dijo. —Ya me has besado —le recordé con una risa nerviosa. Una sonrisa estiró sus labios. —Quiero besarte otra vez —puntualizó. —Ah —suspiré. Su boca estaba a unos centímetros de la mía. Mi corazón comenzó a latir al galope. |
Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
—¿Sabes lo que odio de ti? Él pestañeó, sobresaltado. —No. —Siempre dices lo correcto. —¿Y odias eso? —He visto cómo cambias de papel, Nikolai. Siempre eres lo que los demás necesitan que seas. |
Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
—Te echo de menos —dijo en voz baja. Eran palabras suaves, pero hicieron que me atravesara un temblor doloroso y bienvenido.
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Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
— ¿Practicas para ser maravilloso? —Cada día —dijo él con una sonrisa. Después, me guiñó un ojo—. Aunque prefiero ser útil. |
Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
Nos quedamos ahí durante un momento, mientras el silencio se extendía entre nosotros. Quería rodearlo con los brazos, enterrar la cara en su cuello y obligarlo a prometer que estaría bien. Pero no lo hice.
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Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
— ¿Y a mí qué me importa lo que le pase a este desgraciado país? ¿Tan bueno es el mundo que crees que vale la pena salvarlo?
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Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
— ¿Preparada? —susurró Mal mientras me ayudaba a desmontar. —Me gustaría que la gente dejara de preguntarme eso. ¿No tengo cara de estar preparada? —Tienes la misma cara que cuando te metí un renacuajo en la sopa y te lo tragaste sin querer. |
Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
Su tono era ligero, pero cuando sus labios se encontraron con los míos no había nada de juguetón en su beso. Sabía a calor y a las peras recién maduradas del jardín del Duque. Noté el ansia en el movimiento firme de su boca, un matiz desconocido en su necesidad que hizo arder unas chispas nerviosas a través de mí.
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Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
Levantó una de las comisuras de su boca mientras tomaba el sol dorado de mi mano. El roce áspero de sus dedos sobre mi palma me provocó un escalofrío en la espalda.
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Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
–Ah, y la forma más sencilla de hacer que alguien se enfurezca es decirle que se calme. No sabía si reírme o lanzarle un zapato. |
¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?