Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
— ¿Así que te caigo bien? Puse los ojos en blanco. —Sí, cuando no quiero apuñalarte. —Es un comienzo. —No, no lo es. Se giró hacia mí. En la penumbra, sus ojos color avellana parecían trocitos de ámbar. |
Asedio y Tormenta de Leigh Bardugo
— ¿Así que te caigo bien? Puse los ojos en blanco. —Sí, cuando no quiero apuñalarte. —Es un comienzo. —No, no lo es. Se giró hacia mí. En la penumbra, sus ojos color avellana parecían trocitos de ámbar. |