Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
-Es díficil desdecirse de una mentira, volver sobre el tema. Es mucho más fácil seguir como si nada. Y cuánto más tiempo pasa, más difícil se hace.
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Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
-Es díficil desdecirse de una mentira, volver sobre el tema. Es mucho más fácil seguir como si nada. Y cuánto más tiempo pasa, más difícil se hace.
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Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
¿Dónde estará? ¿Qué diablos le habrá hecho? y bajo esos pensamientos, una voz sedosa y sinuosa me musita otra pregunta al oído: ¿seré yo la siguiente?
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Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
Dios mío, ¿dónde estará? ¿Qué diablos le habrá hecho? Y bajo esos pensamientos, una voz sedosa y sinuosa me musita otra pregunta al oído: ¿seré yo la siguiente?
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Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
Me he ahogado en las mentiras de Sasha , como quien queda sepultado en la nieve y no sufre una muerte rápida y dolorosa, sino tan gradual y pacífica que ni siquiera sabe que se está muriendo.
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Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
Es fácil mentirse a uno mismo, porque nadie te va a cuestionar. Nadie te va a decir: espera, eso no es así. Es posible que oigas una vocecilla interior por la noche en la oscuridad, cuando todos los ruidos se amortiguan, pero no resulta difícil hacerle caso omiso, sobre todo cuando sale el sol y la vida empieza de nuevo. Tienes tus días de trabajo, familia, amistades, entretenimientos y vida social y al poco ya no escuchas esa vocecilla.
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Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
—Es difícil desdecirse de una mentira —respondo despacio—, volver sobre el tema. Es mucho más fácil seguir como si nada. Y cuanto más tiempo pasa, más difícil se hace.
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Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
Todos juzgamos constantemente a los demás. Juzgamos a la muchacha que fue lo suficientemente estúpida como para regresar caminando a casa con una minifalda; juzgamos a la chica que se emborrachó y se metió en la cama con un desconocido y que luego cambió de opinión; y juzgamos a la chica que besó a un futbolista famoso que le dobla la edad y se quejó cuando este le metió la mano en las bragas. Lo hacemos como si los hombres en cuestión no tuvieran nada que ver en el asunto, como si no tuvieran elección, ni control sobre sus actos ni responsabilidad alguna.
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Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
A veces tengo la sensación de ser una niña cambiada, como los cuentos de hadas,¿sabes? Me gustan la literatura y el arte y me interesa saber qué pasa en el mundo. A mis padres lo único que les interesa es saber qué pasa en Gente de barrio, los resultados del fútbol y el nuevo invernadero de John y Linda.
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Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
—Caray, Ellen, ¡es muy guapo! —exclamó Karina. —¿Guapo? —susurré yo—. ¡Pero si debe tener cuarenta y cinco años! —¿Y qué? |
Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
Hasta que un bebé no tiene seis o siete meses no sabe qué es una persona diferenciada de su madre. Hasta entonces, cree que son la misma persona, lo cual explica que al separarse de ella se ponga tan nervioso. Con el tiempo, el bebé lo entiende, pero en el caso de la madre esa sensación nunca desaparece. Tu hijo y tú sois, siempre y para siempre, una sola persona. Sientes como propios cada corte, cada comentario mezquino, cada vez que le rompen el corazón.
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Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
Hay que vivir el presente, dicen. Mirar hacia delante, no hacia atrás. Pues, por mucho que uno lo intente, es imposible huir del pasado y de cómo nos moldean las cosas ocurridas.
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Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
Fui consciente del poder que tiene la música en las manos correctas. Y supe que, a partir de entonces, yo ya no volvería a ser la misma.
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Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
No he visto ni oído a nadie, pero he desarrollado un sexto sentido para estas cosas, como todas las mujeres desde la primera vez que regresamos solas a casa con las llaves en la mano, los nudillos casi blancos de tanto apretar el puño y el cuerpo rebosante de adrenalina, listas para luchar o huir.
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Maria quiere ser tu amiga de Laura Marshall
Estoy en una sala de espejos, llena de reflejos distorsionados y finales falsos. He perdido la pista de por qué entré y no tengo idea de cómo salir.
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Maria quiere ser tu amiga de Laura Marshall
Quizás es que, sencillamente, no es posible conocer de verdad a la otra persona. Cuando se trata de eso, estamos solos. A veces ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos.
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Maria quiere ser tu amiga de Laura Marshall
Maria Weston quiere ser mi amiga. Quizá ese fuera siempre el problema: Maria Weston quería ser mi ami- ga, pero yo la decepcioné. Ha estado revoloteando jun- to a mi conciencia durante toda mi vida adulta, aunque he sabido mantenerla fuera de ella, convirtiéndola tan solo en una borrosa sombra en el rabillo del ojo, fuera, casi por completo, de mi campo visual. Maria Weston quiere ser mi amiga. Pero Maria Weston está muerta desde hace más de veinticinco años |
Maria quiere ser tu amiga de Laura Marshall
Me mira con indiferencia desde la pantalla. No he sentido su fría mirada desde hace más de veinticinco años, no he sido el objetivo de esa mirada, que te da a entender que está estudiándote, aunque no de una forma desagradable, sino evaluándote, comprendiendo más cosas sobre ti de las que tú quisieras que supiera la gente. Me pregunto si alguna vez fue consciente de lo que yo le había hecho. |
Maria quiere ser tu amiga de Laura Marshall
Maria Weston quiere ser mi amiga. Pero Maria Weston está muerta desde hace más de Veinticinco años.
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Maria quiere ser tu amiga de Laura Marshall
Quizás es que, sencillamente, no es posible conocer de verdad a la otra persona. Cuando se trata de eso, estamos solos. A veces ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos.
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Gregorio Samsa es un ...