Tres pequeñas mentiras de Laura Marshall
No he visto ni oído a nadie, pero he desarrollado un sexto sentido para estas cosas, como todas las mujeres desde la primera vez que regresamos solas a casa con las llaves en la mano, los nudillos casi blancos de tanto apretar el puño y el cuerpo rebosante de adrenalina, listas para luchar o huir.
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