Historias de cronopios y famas de Julio Cortázar
En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere. |
Historias de cronopios y famas de Julio Cortázar
En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere. |
Historias de cronopios y famas de Julio Cortázar
No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
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LA OTRA ORILLA FG de Julio Cortázar
El tiempo transcurría. Los sucesos exteriores a los cuales debía mi vida someterse con dolor, principiaron a ondularse como curvas que sólo de sesgo me alcanzaban.
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LA OTRA ORILLA FG de Julio Cortázar
Una sensación correspondiendo exactamente a lo que el hábito pretende y espera.
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LA OTRA ORILLA FG de Julio Cortázar
Pero su razón le dice que mientras se lleve a sí misma consigo el miedo ahogará su felicidad en todas partes
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Rayuela de Julio Cortázar
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja
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Nicaragua tan violentamente dulce de Julio Cortázar
El mar, como un vasto cristal azogado... Me gusta imaginar que Darío pudo escribir su poema mirando a la distancia desde la veranda de este bungalow de "El Velero" donde trabajo; al fin y al cabo León, la ciudad del poeta, está muy cerca de aquí. Pero nada de esto existía en su tiempo, salvo el vasto cristal azogado lamiendo las playas de arena cobriza.
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Rayuela de Julio Cortázar
Durante mucho tiempo esperó un milagro, que el sueño que ella iba a contarle por la mañana, fuese también lo que él había soñado.
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Salvo el crepúsculo de Julio Cortázar
Así, cuando la vida rezagada retorna leve, apenas en el paso breve de un aire, de una nube, de un vaso que irisa al sol la curva de su nada.
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Rayuela de Julio Cortázar
Lo único consolador a esa hora era el silencio, quedarse así uno contra otro, oyéndose respirar, viajando de cuando en cuando con un pie o una mano hasta el otro cuerpo, emprendiendo blandos itinerarios sin consecuencias, restos de caricias perdidas en la cama, en el aire, espectros de besos, menudas larvas de perfumes o de costumbre.
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Rayuela de Julio Cortázar
Así habían empezado a andar por un París fabuloso, dejándose llevar por los signos de la noche, acatando itinerarios nacidos de una frase de clochard, de una bohardilla iluminada en el fondo de una calle negra, deteniéndose en las placitas confidenciales para besarse en los bancos o mirar las rayuelas, los ritos infantiles del guijarro y el salto sobre un pie para entrar en el Cielo.
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Rayuela de Julio Cortázar
— Vi la rayuela al entrar, había una piedrita... Jugué y me fui. —Perdiste en la tercera casilla. A la Maga le hubiera pasado lo mismo, es incapaz de perseverar, no tiene el menor sentido de las distancias, el tiempo se le hace trizas en las manos, anda a los tropezones con el mundo. |
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Rayuela de Julio Cortázar
Pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro. |
Los nombres de personajes en un libro aparecen: