El duque de Wyndham de Julia Quinn
Qué bien había comenzado esa noche. Y ahora había que verla. Había tenido una pistola apuntada al corazón, la besó un hombre cuya próxima cita era sin duda con la horca y ahora la viuda quería que sacara un enorme retrato de cuerpo entero de la galería y se lo subiera. A las tres y media de la madrugada. —De ninguna manera me paga bastante —masculló en voz baja mientras iba bajando la escalera—. No existe cantidad de dinero suficiente que... |