Pedro Páramo de Juan Rulfo
Esperé treinta años a que regresaras, Susana. Esperé a tenerlo todo. No solamente algo. Sino todo lo que se pudiera conseguir de modo que no nos quedará ningún deseo, sólo el tuyo, el deseo de ti.
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
Esperé treinta años a que regresaras, Susana. Esperé a tenerlo todo. No solamente algo. Sino todo lo que se pudiera conseguir de modo que no nos quedará ningún deseo, sólo el tuyo, el deseo de ti.
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Pedro Páramo y El llano en llamas de Juan Rulfo
No, no era posible calcular la hondura del silencio que produjo aquel grito. Como si la tierra se hubiera vaciado de su aire. Ningún sonido; ni el del resuello, ni el del latir del corazón; como si se detuviera el mismo ruido de la conciencia.
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Pedro Páramo y El llano en llamas de Juan Rulfo
El camino subía y bajaba. Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja.
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El Llano en llamas de Juan Rulfo
Allá afuera seguía oyéndose el batallar del río. El rumo del aire. Los niños jugando. Parecía ser aún temprano, en la noche.
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El Llano en llamas de Juan Rulfo
Por cualquier lado que se le mire, Luvina es un lugar muy triste (…) Donde no se conoce la sonrisa, como si a toda la gente le hubieran entablado la cara. Y usted, si quiere, puede ver esa tristeza a la hora que quiera. El aire que allí sopla la revuelve, pero no se la lleva nunca. Está ahí como si allí hubiera nacido.
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El Llano en llamas de Juan Rulfo
"…Y la tierra es empinada. Se desgaja por todos lados en barrancas ondas, de un fondo que se pierde de tan lejano. Dicen los de Luvina que de aquellas barrancas suben los sueños; pero yo lo único que vi subir fue el viento…".
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El Llano en llamas de Juan Rulfo
La madrugada era oscura, sin estrellas. El viento soplaba despacio, se llevaba la tierra seca y traía más, llena de ese olor como de orines que tiene el polvo de los caminos (…) Allí en la tierra estaba toda su vida. Sesenta años de vivir sobre de ella, de encerrarla entre sus manos, de haberla probado como se prueba el sabor de la carne.
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El Llano en llamas de Juan Rulfo
Uno platica aqui y las palabras se calientan en la boca, y se le resecan en la lengua hasta que acaban con el resuello
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
Salió fuera y miró al cielo. Llovían estrellas. Lamentó aquello porque hubiera querido ver un cielo quieto. Oyó el canto de los gallos. Sintió la envolutra de la noche cubriendo la tierra. La tierra, «este valle de lágrimas».
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
Solo yo entiendo lo lejos que está el cielo de nosotros; pero conozco cómo acortar las veredas. Todo consiste en morir.
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
Hay aire y sol, hay nubes. Allá arriba un cielo azul y detrás de él tal vez haya canciones; tal vez mejores voces... Hay esperanza, en suma. Hay esperanza para nosotros, contra nuestro pesar.
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
Nada puede durar tanto, no existe ningún recuerdo por intenso que sea que no se apague.
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
Pero ¿por qué las mujeres siempre tienen una duda?, ¿Reciben avisos del cielo, o qué?
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El Llano en llamas de Juan Rulfo
Pelaron los dientes molenques y me dijeron que no, que el Gobierno no tenía madre.
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
-Entonces, ¿qué esperas para morirte? - La muerte, Susana - Si es nada más eso, ya vendrá. No te preocupes. |
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El Llano en llamas de Juan Rulfo
A los grillos nunca los mato. Felipa dice que los grillos hacen ruido siempre, sin pararse ni a respirar, para que no se oigan los gritos de las ánimas que están penando en el purgatorio. El día en el que se acaben los grillos, el mundo se llenará de los gritos de las ánimas santas y todos echaremos a correr espantados por el susto.
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El Llano en llamas de Juan Rulfo
Nunca verá usted un cielo azul en Luvina. Allí todo el horizonte está desteñido; nublado siempre por una mancha caliginosa que no se borra nunca. Todo el lomerío pelón, sin un árbol, sin una cosa verde para descansar los ojos; todo envuelto en el calín ceniciento. Usted verá eso: aquellos cerros apagados como si estuvieran muertos y a Luvina en el más alto, coronándolo con su blanco caserío como si fuera una corona de muerto…
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El Llano en llamas de Juan Rulfo
Ella era la única que podía hacer que él se aliviara para siempre. Ella nada más. Había otras muchas Vírgenes; pero solo la del Talpa era la buena. Eso le decía Natalia.
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Cual es el nombre completo de Dumbeldore?