![]() |
Zuleijá abre los ojos de Guzel Yájina
Las lágrimas fluyen en tal abundancia que cabría pensar que no brotan de los ojos, sino del fondo del corazón y que éste las impulsa hasta arriba con su golpear rítmico y pertinaz. Unos minutos, tal vez unas horas más tarde, después de haber llorado todo lo que no lloró en años, Zuleijá recupera la calma. Su respiración todavía es agitada, su pecho sigue inflamándose con un temblor, pero la fatiga que tanto lleva esperando se va apoderando de su cuerpo, aliviándolo.
|