El destino del Tearling de Erika Johansen
Se nos olvidó. Se nos olvidó todo lo que deberíamos haber aprendido.
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El destino del Tearling de Erika Johansen
Se nos olvidó. Se nos olvidó todo lo que deberíamos haber aprendido.
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El destino del Tearling de Erika Johansen
¿Cómo lo arreglo? ¿Qué hay que hacer para conseguir un mundo mejor?
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El destino del Tearling de Erika Johansen
-¿Por qué yo?-preguntó Katie mirándolos alternativamente a los dos-. Soy la más menuda. Lear es más inteligente. Virginia es más fuerte. Gavin es mejor con el puñal. ¿Por qué yo? -Porque confío en ti, Katie-contestó Jonathan-. Llevo años observándote, y eres la única que no cambia de rumbo aunque cambie el viento. |
La invasión del Tearling de Erika Johansen
-Tengo que hablar con vuestra dueña. Dejadme pasar. -No negociará con vos-repuso el general, jadeando-. Ni siquiera yo me atrevería a desafiarla. Es terrible. -Voy a revelaros un secreto, general. Yo soy peor. |
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El destino del Tearling de Erika Johansen
¡Qué orgullosa está esta gente de su odio! El odio es fácil, y además es perezoso. El amor es lo que exige esfuerzo, el amor es lo que nos exige un precio a cada uno de nosotros. El amor cuesta; ese es su valor.
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El destino del Tearling de Erika Johansen
A veces pienso: si quieren ir armados por la calle y construir vallas y dejar que la iglesia les diga lo que tienen que hacer, adelante. Que construyan su propia ciudad estrecha de miras y que vivan allí, y que más tarde se den cuenta de que en realidad es un sitio horrible.
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La invasión del Tearling de Erika Johansen
—Estáis loca, Señora —masculló Maza—. Podrían surgir tantas contingencias... que no puedo ni enumerarlas. Y encima queréis enviar a dos de mis mejores hombres con ese inútil. —Cuando una cosa así sale mal, la llaman locura, Lazarus. Pero cuando tiene éxito, la llaman genialidad, y el mérito será todo tuyo, porque pienso poner toda esta operación en tus manos. Yo no quiero saber nada más. |
La invasión del Tearling de Erika Johansen
Y de pronto Kelsea se preguntó si la humanidad había evolucionado. ¿Maduraba y aprendía la gente con el paso de los siglos? ¿O sencillamente pasaba como con las mareas, y el progreso avanzaba y luego retrocedía a medida que cambiaban las circunstancias? La característica que mejor definía a la especie humana tal vez fuera esa irregularidad.
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La Reina del Tearling de Erika Johansen
Hasta un libro puede ser peligroso si cae en las manos equivocadas, y cuando eso sucede, echas la culpa a las manos, pero también lees el libro.
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La Reina del Tearling de Erika Johansen
Carlin solía decir que la mayoría de los hombres eran unos perros, y Kelsea nunca se lo había tomado en serio; había demasiados libros buenos escritos por hombres. Pero entonces comprendió que Carlin no andaba muy equivocada.
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El destino del Tearling de Erika Johansen
—Es muy interesante, Señora. —¿Ah, sí? —Sí. —Ya. Y ¿dónde está el verdadero Lazarus? El capitán esbozó una sonrisa. —Es que he... estado leyendo. —Leyendo ¿qué? —Vuestros libros, Señora. Ya llevo leídos nueve. Kelse se quedó mirándolo, atónita. —No están nada mal esas historias —continuó el capitán con rubor en las mejillas—. Te muestran el sufrimiento de los otros. —Se llama empatía. Carlin siempre decía que ese era el gran valor de la ficción, que nos ponía dentro de la mente de unos desconocidos. ¿Qué ha sido de mi biblioteca, Lazarus? |
El destino del Tearling de Erika Johansen
A medida que crecía, la niña iba rodeándose de libros, y eso, más que ninguna otra cosa, convenció al Traedor de que merecía una atención especial. Sus recuerdos de los Tear iban desvaneciéndose, perdiendo brillo y volviéndose borrosos. Pero eso sí que lo recordaba: a los Tear siempre les habían gustado los libros. Un día había visto a la niña sentarse debajo de un árbol delante de la casita y leerse un libro entero en cuatro o cinco horas. El Traedor estaba escondido entre los árboles a más de diez metros, pero sabía darse cuenta de cuándo alguien estaba ensimismado; si se hubiera acercado sigilosamente a la niña y se le hubiera sentado delante, ella ni siquiera lo habría visto. Sí, era como los Tear. Le importaba más lo que pasaba dentro de la cabeza que lo que ocurría fuera.
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La invasión del Tearling de Erika Johansen
-¿Insinúa que piensa cometer traición? ¿Y lo dices aquí, delante de treinta testigos? —No, no es esa mi intención, Majestad. A menos que me vea obligada. —Obligada —repitió Kelsea, y esbozó una sonrisa—. Ya sé cómo se comporta en tiempo de guerra, lady Andrews. Seguramente recibirá al general Genot ofreciéndole un vaso de whisky y un polvo gratis. —¡Señora! —suplicó Maza. —¡Os lo ruego, Majestad! —intervino lord Williams—. No creáis que las palabras de lady Andrews nos representan... —Silencio, Williams —le cortó Kelsea—. Ya sé que pretende lady Andrews. Lady Andrews se examinaba las uñas, como si Kelsea no despertara su interés. —Todos ustedes tienen derecho de propiedad, desde luego. Pero los derechos de propiedad no son sagrados, al menos en mi Tear. Hay que evacuar a todas esa gente, y para mí su seguridad es más importante que los beneficios que ustedes puedan obtener. Si intentan imponer sus derechos, yo recurriré al derecho de expropiación. Varios de los nobles ahogaron un grito de asombro, pero lady Andrews se limitó a mirar a Kelsea con un gesto de perplejidad. + Leer más |
La invasión del Tearling de Erika Johansen
Se tumbó boca arriba y se quedó contemplando la oscuridad. Su madre se había enfrentado a la misma situación sin salida y había acabado vendiendo el Tearling. Kelsea la odiaba por eso, sí, pero ¿qué otra cosa podía hacer ella? Agarró sus zafiros, desando que ellos le dieran una respuesta, pero estaba callados y solo transmitían una sensación de fatalidad. Kelsea había juzgado a su madre con dureza, y esta era su inevitable castigo: hallarse con las mismas cartas en la mano. «No se me ocurre ninguna solución —pensó mientras se hacía un ovillo bajo las mantas—. Y si no se me ocurre nada, significa que no soy mejor que ella.» |
La invasión del Tearling de Erika Johansen
-¿Pagaste a esos aldeanos? -Doscientas libras, Majestad. Ha sido un golpe de suerte; necesitamos la lealtad de esos aldeanos fronterizos, y, seguramente, con ese dinero Devins's Slope se mantendrá durante un año. Por allí no ven dinero en efectivo a menudo. La reina expresó su aprobación asintiendo con la cabeza. No se parecía a las reinas de las historias que contaba el padre de Ewen, mujeres hermosas y delicadas como la pelirroja del Regente. Esa mujer parecía...implacable. Tal vez fuera el cabello, corto como el de un hombre, o la postura que adoptaba, con los pies separados y una mano en la cadera dándose golpecitos que revelaban impaciencia. A Ewen le vino a la mente una de las expresiones favoritas de su padre: era una mujer de armas tomar. |
La Reina del Tearling de Erika Johansen
-Barty dijo: "Déjame tenerla", y lady Glynn os entregó a él, y entonces... Nunca lo olvidaré, Señora: lady Glynn dijo: "A partir de ahora, te encargarás tú. El amor debes dárselo tú." Barty se quedó tan perplejo como yo, hasta que ella explicó: "Tenemos una misión muy importante, Barty. Los niños necesitan cariño, pero también necesitan disciplina, y tú no podrás ayudarme mucho con eso. Sile damos todo lo que quiera, se convertirá en su madre. Tiene ue odiarnos a uno de los dos, al menos un poco, para que un día pueda salir por esa puerta y no mirar atrás." |
La Reina del Tearling de Erika Johansen
-Bueno, ¿qué más tengo que hacer? Venner pasó el cuerpo de una pierna a la otra y no dijo nada. -¿Qué? -insistió ella. -Os falta preparación física, Señora. Nunca llegaréis a ser tan ágil como una bailarina, pero podríais moveros más deprisa si llevarais menos peso. Kelsea se ruborizó y volvió la cabeza. Sabía que pesaba más de la cuenta, pero una cosa era saberlo y otra muy diferente oírselo decir a alguien. Venner tenía edad para ser su padre, pero a ella no le gustaba oír sus críticas. |
La Reina del Tearling de Erika Johansen
-¿Nunca ha deseado llevar otro tipo de vida? -Para mí no existe otro tipo de vida. Además con vuestra clemencia no podríais saldar vuestra deuda. Os he hecho un regalo mayor de lo que imagináis. -¿Qué regalo? -Ya lo averiguaréis. A cambio, espero que lo protejáis bien. Kelsea se volvió de nuevo hacia el espejo. -Dios mío. Dígame que no me ha fecundado mientras dormía. El Traedor echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. Le puso una mano en la espalda a Kelsea, con ternura, e hizo que se le pusiera la piel de gallina. -Reina Tear, o no viviréis más de una semana, o seréis la soberana más temible que jamás haya conocido este reino. No concibo punto medio. |
La Reina del Tearling de Erika Johansen
"Quizá me los gane con mi osadía." "Nunca te ganarás el respeto de esta gente. Podrás considerarte afortunada si llegas con vida a la Ciudadela." "Es posible. Pero tengo que intentar algo." "Hablas como si tuvieras opciones. Lo único que puedes hacer es lo que ellos te digan." "Soy la reina. No les debo obediencia." "Eso piensan la mayoría de las reinas, hasta el momento en que cae el hacha." |
Gregorio Samsa es un ...